viernes, 14 de agosto de 2015

Revelándonos como una familia moderna

Cuando Jackson, mi hijo de 12 años me preguntó si había algo que no le estuviera diciendo respondí: "Hay muchas cosas que no te digo."

- "¿Cómo cuáles?"

- "Cosas de adultos."

- "¿Cuáles cosas de adultos?"

Ese fue el momento que estuve anticipando y temiendo por meses. "Algo como cosas románticas" dije titubeando.

"¿Qué clase de cosas románticas?"

"Bueno, así como algunas veces puedes ser amigo de alguien, entonces eso se vuelve romántico y luego vuelven a ser amigos otra vez. Como tu papá y yo. O románticos como éramos Bryn y yo, pero luego él y yo nos volvimos amigos."

"¿Así que ahora te pones romántica con cualquiera?", preguntó.

Respiré profundo, sabiendo que mi respuesta y su reacción podrían tener impacto en nuestras vidas por muy largo tiempo.

Tenía razón, yo estaba con alguien románticamente y no le había dicho. Me había involucrado con una mujer que era mi mejor amiga y, como suele suceder, alguien que es como una madrina para mi hijo.

¿Cómo y cuándo debía decírselo? Cuando le expliqué la situación a un terapeuta sonrió y me dijo: "Tu hijo podrá decir muchas cosas de ti cuando sea mayor, pero nunca podrá decir que su madre era aburrida."

Su consejo fue que tenía que esperar hasta que él preguntara. Y ahora él estaba preguntando.

Alrededor de un año antes de esa conversación estaba sentada en mi jardín en California, mirando fotos y diarios viejos que tengo desde mi niñez. Desde un cuaderno verde desgastado con corazones de tinta dibujados hasta el que empecé en Haití mientras prestaba ayuda luego del terremoto de enero del 2010, los diarios contaban historias que parecían entretejidas en un mismo tema.

Leí sobre el puñado de hombres y la mujer con los que he tenido relaciones románticas, pasajes llenos de dolor y angustia. Parecía que cuando me sentía atraída físicamente por alguien lo podría poner en mi caja de "almas gemelas" y entonces derrumbarme cuando las cosas no resultaban como lo esperaba.

Leí sobre los dos hombres de los que me enamoré mientras trabajaba haciendo films. Estaba segura de que cada uno era mi alma gemela, una creencia alimentada por la atracción sexual que me hacía estar segura de que era amor, solo para que cuando el film terminaba, terminara la relación además. Y leí sobre el hombre que me pidió matrimonio por teléfono hace cuatro años, antes que nos besásemos siquiera. Tres meses después estábamos en su cocina lanzándonos rabiosamente bistecs a la cabeza el uno al otro.

Mientras continuaba mirando fotos, terminé viendo una en blanco y negro de mi mejor amiga y yo en la víspera de año nuevo. Nos veíamos tan felices, no pude evitar sonreír. Recordé como nos habíamos conocido dos años antes, ella estaba en un bar llevando un fedora y hablando con un acento de Zimbabwe.

Tuvimos una conexión de inmediato pero no la creía romántica o sexual. Ella era una de las personas más bellas, encantadoras brillantes y divertidas que he conocido, pero nunca se me había ocurrido, hasta ese momento en que buscaba mi alma en mi jardín, que tal vez podíamos elegir amarnos románticamente.

¿Qué es lo que he estado esperando todos estos años? Ella es la persona con la que más me gusta estar, la cual con la que soy más yo misma.

La siguiente vez que la vi, en Nueva York, le compartí mis sentimientos confusos, y empezamos el proceso largo, doloroso y maravilloso de tratar de averiguar qué se supone nuestra relación debía ser.

Primeramente, ¿Cómo podría esto afectar a mi hijo? Él confiaba en Clare. La amaba. Él nunca había conocido a la mayoría de los hombres de los que he estado enamorada y no tenía idea de que había estado con una mujer también. Segundo, ¿Cómo podría afectar mi carrera? Nunca me había definido a mí misma por las personas con las que había dormido, pero sé que otros lo han hecho y lo harían.

Es difícil para mí hasta definir el término pareja. Por cinco años consideré mi pareja a un amigo en sus setentas, John Calley, con el cual hablaba todos los días. Era él quien me levantaba cada vez que me derrumbaba luego de un romance fallido. Aunque fuese algo platónico, ¿No era menos pareja por eso?

Y nunca he entendido la distinción de pareja primaria. ¿Eso implica que tenemos parejas secundarias y terciarias también? ¿Puede ser mi pareja primaria mi hermana, mi hijo o mi mejor amigo, o tiene que ser alguien con quien tenga sexo? Tengo dos amigas que son hermanas entre sí que han vivido juntas por 15 años y han criado a una hija. ¿No son pareja porque no tienen sexo? Y muchas parejas casadas que conozco, que no han tenido sexo por años. ¿Son menos parejas por eso?

Mis sentimientos por Clare no son de la clase que provocan mariposas en el estómago ni están llenos de angustia, como el amor que he sentido antes. Son sentimientos más profundos que eso. Mientras nos hacíamos más cercanas mi deseo por ella se fortalecía hasta que, luego de pocos meses, decidí compartir la verdad de nuestra relación con mi familia "tradicional" ítalo-polaca de Filadelfia.

La respuesta de mi padre vino entre caladas de su tabaco mientras nos sentamos en la parte alta de un casino en Atlantic City. "Ella es una chica buena, buena para ti" dijo. Mi madre y el resto de la familia se hicieron eco de los sentimientos de él. Tal vez no eran tan tradicionales después de todo.

Mis creencias sobre el cariño y la condición de pareja siempre han supuesto que son cosas que fluyen y que evolucionan. El padre de Jack, Dan, siempre será mi pareja porque compartimos a Jack. Dan es el mejor padre y el hombre más maravilloso al que he conocido. Sólo porque nuestra relación no es sexual no lo hace menos pareja mía. Compartimos los mismos valores, incluido priorizar a nuestro hijo. Mi ex más reciente, Bryn, permanece siendo mi pareja porque compartimos nuestro activismo. Y Clare siempre será mi pareja porque también es mi mejor amiga.

El verano pasado estuve muy enferma. En algún momento parecía que no iba a sobrevivir. La gente que estuvo al lado de mi cama todo el tiempo fueron muchos de mis compañeros de vida: Mi madre, Jackson, Dan, mi hermano Chris y Clare.

Clare raramente se separaba de mi lado y contactaba a cada doctor y conexión que ella tuviera que supiese que iba a ayudarle a averiguar qué era lo que pasaba conmigo. Fue Dan quien trajo a nuestro hijo a verme a diario y lo mantuvo seguro en tan atemorizante situación. Fue en los brazos de Chris donde estuve cuando no me podía levantar. Fue mi madre quien acarició mi cabello por horas cada vez. Y fue Jackson quien me ayudó a caminar por los pasillos con mi vía intravenosa y me hizo respirar.

Así que, volviendo a la pregunta inicial de Jackson, sentada a la orilla de su cama: "¿Así que ahora te pones romántica con cualquiera?"

Exhalé y finalmente lo dije: "Con Clare."

Me miró por lo que pareció ser una eternidad y sonrió grande, cálidamente. "Mamá, el amor es el amor, quien quiera que seas", dijo con una sabiduría más allá de su edad. (Sí, obviamente asiste a una de esas escuelas progresistas en Los Angeles)

Lo amé mucho por decirme eso. "Pero Jack, estoy un poco asustada", dije. "Cuando era más joven la gente te juzgaba si tenías una relación romántica con una persona de tu mismo sexo, y algunos todavía lo hacen. No estoy segura de cómo manejarlo, pero o averiguaremos juntos."

Y lo averiguamos juntos: Jack, Clare, Dan y yo. Es la excepción cuando en un fin de semana no estamos apilados en el mismo carro, yendo a uno de los torneos de fútbol de Jack. Dan se burla de Clare por perderse y ella se asegura de que él siempre tenga los paraguas, protector solar, impermeables y cualquier otra cosa que pudiésemos necesitar en caso de un desastre nuclear.

Cenamos juntos casi que cada noche. Mientras escribo, estamos gozando después de la fiesta de cumpleaños 50 de Dan que Clare, Jackson y yo le preparamos, a la cual asistieron su familia y la mía y muchas otras personas a las que considero compañeros en un aspecto u otro de mi vida. Fue una ocasión para la celebración y el amor incondicional.

La mayor parte del tiempo los cuatro reímos mucho, juntos. Jackson hizo que nos enganchásemos con "Modern Family", y en cada episodio trata de averiguar si Dan es Phil o Jay, o si Clare es Gloria o Mitchell. (Él no tiene duda de cuál personaje soy: Claire.)

Así que me podría considerar una "lo que sea", como dice Jackson. A quienquiera que yo ame, de la manera en que fuere, duerma en mi cama o no, o si hiciese mis deberes o tuviese un hijo con esa persona, "amor es amor". Y amo a nuestra familia moderna.

Tal vez, al fin y al cabo, una familia moderna sea solo una familia más honesta.



Autora: María Bello.

Artículo original en inglés traducido por Selenio.


viernes, 5 de junio de 2015

La belleza en los rompimientos

Lo que aprendemos abrazando el final.


Casi toda la literatura que habla de relaciones sanas trata de cómo permanecer juntos.

Lo cual si lo ves desde una perspectiva de la escalera mecánica de las relaciones (es decir, la fórmula "noviazgo, mudarse juntos, casarse, tener hijos") tiene sentido.

Queremos subir esa escalera con alguien, dado que esta es una de las formas gracias de saber estamos siendo exitosos como personas "crecidas" que somos.

Al menos es lo que se nos hace creer.

¿Pero qué pasa con aquellos de nosotros que no estamos interesados en relaciones tipo escalera? ¿Qué pasa con aquellos de nosotros que estamos pseudo-solteros* y no deseamos acoplarnos a alguien? ¿Los aventureros en solitario y los anarquistas relacionales entre nosotros, aquellos que no están atados a ningún resultado o molde?

Cuando elegimos un estilo de amar que no nos ata a votos de "hasta que la muerte nos separe", ¿cómo entonces sabemos cuándo es mejor despedirse?

¿Las relaciones del tipo "en solitario" son más desechables que las de otro tipo? ¿Dónde está la literatura, dónde los libros de autoayuda, y los foros de apoyo sobre cómo concluir tales relaciones? Todas las relaciones terminan, pero la gente que está pseudo-soltera (es decir, no monógama y sin compañero primario) probablemente experimentará más rompimientos que sus amigos monógamos.

En los últimos dos años y medio, desde que me separé de mi marido, he pasado por, al menos, doce rompimentos, algunos suaves, otros dolorosos y turbulentos.

Mientras buscaba una guía de cómo navegar a través de estas aguas bravas, descubrí que casi no hay nada escrito sobre cómo terminar relaciones con integridad e intenciones positivas. Con todo el consejo existente sobre cómo tener relaciones bellas, muy poco existe sobre cómo tener rompimientos gentiles.

Poco tiempo atrás, aprendí que la integridad era uno de mis valores nucleares, y la capacidad de conducir y concluir mis relaciones con integridad es algo que se ha vuelto importante para mí.

Permanecí en mi matrimonio mucho más allá del punto en que estaba ubicada emocionalmente. Me tomó dos años darme cuenta de que estaba tratando de golpear un caballo muerto con un fuste en un intento de continuar con una búsqueda ciega por una familia-cercana-a-la-perfección con él, cuando mi corazón, mis sueños, mis deseos ya me estaban señalando hacia otro lado.

Cuando alcancé el punto en mi matrimonio en donde supe con certeza que no podía seguir casada, me sentí horrible por no haber actuado sobre el impulso antes. Lo había encadenado porque no quería decepcionarlo, no quería romper su corazón, aunque lo haya engañado.

Pensé muchísimo cómo dejar la relación de manera sana, recuperar algo de respeto a mí misma, y honrar al hombre al que llamé compañero durante ocho años.

Hay un tremendo poder en alejarte de una relación que ya no te alimenta ni nutre, en no unir el camino de la vida de uno al de otro. Aún así, dejar a la gente en su propio viaje y retraerte al tuyo duele.

Últimamente, mi exmarido y yo hemos estado creciendo en direcciones diferentes. Ambos nos comprometimos por nuestro matrimonio, y ninguno estaba feliz con eso. No fue fácil decirle esas palabras; "Quiero que nos divorciemos". Pero, una vez dichas, un gran peso empezó a levantarse de nuestros hombros. Tomó tiempo, y hubo muchas conversaciones desafiantes por el camino, pero estamos, por fin, desligados legalmente uno del otro. Y nuestras vidas florecieron cada una por su lado de maneras increíbles y no imaginadas previamente.

Procesar el fin de mi matrimonio - ya lo había superado al momento que decidí terminarlo. Recientemente, sin embargo, atravesé un rompimiento con alguien que era un amigo cercano antes de convertirse en un amante íntimo, y este final fue duro, complicado y desconocido.

En separaciones anteriores, fui capaz de alejarme de las personas, y ellas fueron capaces de alejarse de mí. En esta ocasión, dado que teníamos una relación íntima basada en una amistad, fue diferente. No hay escape. Bailo con mis emociones y debo aprender a abrazar y seguir fluyendo, a pesar de las partes mías que gritan, lamentan y empujan. No hay otra manera, la naturaleza totalmente envolvente de la afinidad espiritual y la conexión emocional que compartimos el año pasado significa que nuestras vidas tienen múltiples amistades, conexiones sociales, actividades y oportunidades laborales superpuestas. En este caso, la única salida es atravesar todo eso.

Los rompimientos se sienten como despertarse de una intoxicación de un sueño, una especie de resaca que surge mientras la relación en nuestras vidas empieza a desaparecer.

Ahora que estoy a unas semanas alejada de mi última relación, siento como que marca el próximo capítulo de la exploración de lo que "pseudo-soltero" significa para mí. Estoy aprendiendo cosas completamente nuevas sobre cómo tratar con mis relaciones, renovando la relación con mi primario (yo misma) y zambullendome en conexiones nuevas y excitantes conexiones con otros.

Las transformaciones que experimenté en las últimas semanas parecen reflejar que la relación íntima con este amigo terminó mucho antes de que termine. Me siento decepcionada porque ambos hayamos estado encadenando las cosas, tratando de danzar entre la amistad y la "amistimidad" cuando lo más saludable (según se hizo evidente ahora) era caminar separados completamente si esperábamos apretar el reset de la amistad.

Antes de ser atrapada en el juego mezquino de los resentimientos, un camino de amargura que elijo no andar, me pregunto, ¿qué puedo hacer distinto en el futuro?

¿Cómo puedo construir relaciones sanas que tengan finales empoderadores, y que no despojen emocionalmente a ningún participante en el proceso de terminación de la relación?

Algunas teorías:

1. Debemos reconocer que todas las relaciones terminan y hacerlo con la otra persona en la relación. ¡Remover el velo de miedo que existe de hablar sobre finales!

Un cariño, con quien estuve saliendo desde el último otoño, era grandioso en conversaciones como ésta. Ambos sabemos que nuestra relación íntima tiene un marco temporal muy limitado. No sabemos cuándo terminará, sólo sabemos que lo hará. Ese hecho estuvo sobre el tapete desde el momento cero. Y así fue que hemos hablado sobre cómo queremos hablar sobre ello cuando llegue el momento.

2. Hablar sobre cómo queremos atravesar los finales.

Se ha arraigado en nosotros este terror de terminar las relaciones, un miedo de que signifique que seremos un 'fracaso'.

Cuando llegue el momento de terminarlo ignoraremos las señales, o actuaremos desde esa zona de miedo, esa zona de "luchar o morir". Podemos intentar mantener las cosas en modo "amigos". Podemos arremeter. Podemos decir cosas irracionales. Empezamos a hablar al otro en lugar de hablar con el otro.

La mejor manera de superar cualquier miedo es lidiar con él antes que aparezca. Pregúntate (y pregunta a tus parejas) ¿cuánto tiempo quieres explorar esta relación? ¿Cuáles son los indicadores de cuando una relación se ha quedado sin combustible? ¿Cómo quieres que se comuniquen estas cosas uno al otro cuando surjan? ¿Cómo te gustaría relacionarte con anteriores amantes cuando la relación terminó? Estas son conversaciones importantes que tener con nosotros mismos, así como con cualquiera con quien formemos una relación. Es como tener una charla de acuerdo prenupcial.

3. Reconoce que no existen problemas, sólo oportunidades.

El final de una relación hace nacer caminos a otras relaciones. La finalización de un capítulo abre el sendero para la exploración de la novedad. Aprende a abrazar los cambios que trae. En mi caso he estado reconectando con actividades que amo, y paso más tiempo con gente a la que no vi en mucho tiempo. He compartido hermosos paseos en el bosque con amigos inteligentes y sabios. Reorganicé mi dormitorio. Me he llevado a citas conmigo misma. Estuve redescubriendo activamente el mundo a mi alrededor, y encontrando que amo hacer esto mucho más de lo que pensé, y mucho más de lo que lo amaba en los últimos meses.

4. Cuando las cosas se terminan, encuentra una forma, si puedes, de comunicar lo que has amado y apreciado de la relación y lo que significó para ti la relación.

Permítete sentir gratitud por cualquier cosa que lo merezca. Pueden ser cosas grandes, o pueden ser las pequeñas. Puede ser la parte más difícil, hasta puede llevar años averiguarlo.

La última vez que vi a mi exmarido, hablamos un poco de esto. Le compartí que estaba agradecida a él por introducirme al mundo de los psicodélicos, y por ser la razón por la que vine al Canadá. No puedo imaginar hacia dónde hubiese ido mi vida si hubiese sido de otra forma.

Él, por su parte, no estaba seguro de qué diferencia había hecho yo en su vida, pero dijo que lo pensaría. Fue una de las conversaciones más nutritivas y positivas que tuvimos en años. Ser capaz de decir a una expareja que "tu presencia externa en mi vida nutrió mi experiencia interna" es algo a lo que ahora aspiro.

Los finales indican evolución.

Los rompimientos alimentan el crecimiento, y el crecimiento no es en el sentido de la corriente. El fluir fácilmente es algo que consigues una vez que has crecido.

El crecimiento es abrazar el desafío, sumergirse en intimidad con tus miedos y juicios. Es ser capaz de mirar a alguien a los ojos que has amado, que te ha gatillado, volteado tu corazón de adentro hacia afuera con angustiosa paliza, provocó reacciones emocionales que te aterrorizaron completa y absolutamente, y la ausencia de quien te ha hecho sentir nada e insignificante - y ser capaz de sentir que puedes aún amar sus almas, amar su esencia cósmica, y bailar con ellos entre vuestras incertidumbres.


Mel Mariposa, artículo original.



N. del T.:

(*) Pseudo-soltero es el término que, a falta de un equivalente en español, traduce el término inglés single-ish.

sábado, 18 de abril de 2015

5 cosas que tu metamour quiere que sepas


Nota del traductor: en el ambiente poliamoroso, mi metamour es la otra persona que tiene una relación sexual y/o afectiva con quien es mi pareja sexual y/o afectiva.


1) Amo a la misma persona que vos, aunque jamás de la misma forma. Nunca es igual. No puedo cuantificar el amor: no el mío; no el tuyo; ni el de nadie. Entiendo exquisitamente, que cuando él está conmigo, no está contigo, y estoy agradecida de que tengas la voluntad de regalarme una porción de su tiempo y de su atención. Sé que no siempre es fácil.


2) Tus memorias son tuyas, especiales entre ustedes dos, y no busco quitártelas, o impedirte que crees memorias nuevas. Reconozco y respeto el lugar que ocupás en su vida y en su corazón.

3) No puedo existir en un vacío. Siempre estarás afectada por mí, y yo por tí. Sea que me veas o no, sentirás mi presencia en el corazón de nuestro amante mutuo. Quiero que estés confortable con eso, y sepas que sólo quiero cosas buenas para él y para tí, siempre.


4) No siempre sé qué decir o cómo actuar cerca tuyo. Si hablo mucho, ¿te incomodaré? Si hablo poco, ¿me verás como alguien que quiere apartarse? A veces sobreanalizo cada una de nuestras interacciones, porque también quiero que estés bien conmigo, y viceversa, pero mis intenciones siempre son buenas.

5) Mis deseos para tí es que tengas una relación única, amorosa, satisfactoria y plena con la persona de la que te enamoraste. El hecho de que el hombre a quien amas sea el mismo hombre de quien estoy enamorada, no minimiza esa esperanza en lo más mínimo. En el mejor de los casos, me concede más de tu felicidad, porque yo quiero que él sea feliz.

Y que le hagas feliz.



Autora: Ginger, el artículo original puede consultarse aquí.

sábado, 28 de marzo de 2015

10 cosas que desearía que alguien me hubiese contado sobre el sexo cuando tenía 15 años

Si tu educación sexual fue típica, probablemente creciste escuchando sobre los "pájaros y las abejas" o sobre la cigüeña que te trajo.

Y si tuviste la suerte suficiente, tal vez tuviste padres que tragaron aire y farfullaron algo sobre penes, vaginas, esperma y huevos en un fiasco de educación sexual de cinco minutos que garantizó que ninguno de ustedes vuelva a tocar el punto.

Tal vez viste una película sobre educación sexual clínica o unas diapositivas en la clase de ciencias de octavo grado o, si creciste en los noventas o más tarde, incluso tal vez tuviste algún bienintencionado educador de sanidad que te mostró cómo poner un condón en un pepino. Pero ninguna de estas cosas constituye el tipo de educación sexual que necesitamos - ¡una que nos ayude a alcanzar las vidas sexuales ricas, profundas y sanas que todos anhelamos!

Hacia mis quince años, me dediqué a mi educación sexual acechando las tiendas de libros a la salida del colegio.

Aprendí de un libro a masturbarme con el grifo chorreante de la bañera (¡menuda revelación!) y me lancé sobre otros libros para intentar tener idea de cómo dar placer a mis compañeros sexuales (sí, fui una precoz metepatas).

No me llevó mucho tiempo aprender todo sobre las diferentes tarjetas que podían insertarse en todo tipo de ranuras o sobre los embarazos o EE.TT.SS. que podrían resultar. Pero francamente, en toda esta educación sexual no aparecía el elemento mayor que necesitaba: aquel que podría ayudarme a entenderme y aceptarme como una persona sexual, y entonces embarcarme en la aventura de descubrir qué era lo que necesitaba o quería del amplio mundo del sexo.

En cierta forma las mujeres la tienen fácil. Siempre hay hombres alrededor que tienen la voluntad de fomentar nuestra educación sexual - o sus propios fines, ¡claro está! Pero incluso tener sexo con muchas personas, tanto hombres como mujeres, no me dio el tipo de educación sexual que más anhelaba - aquel que siempre tuve que construir yo misma durante décadas.

La verdad es que el tipo de educación sexual que necesita una mujer nunca nos puede ser realmente entregado por ninguna fuente o persona externa, ¡porque lo que realmente necesitamos es tomar posesión de nuestra propia experiencia y nuestros deseos! Aún así, algunas fuentes externas podrían haberme dirigido en la dirección correcta...

Entonces, ¿cuál es la educación sexual que hubiese deseado tener?


Aquí van las 10 cosas más importantes que me hubiese gustado que alguien me diga cuando tenía quince:


1. ¡Insertar tarjetas en ranuras es solamente la punta del iceberg!

El sexo es un misterio maravilloso y desafiante. Podrá sentirse y se sentirá completamente diferente con diferentes personas - y con la misma persona en distintos momentos - incluso si la mecánica implicada es exactamente la misma.


2. La química sexual no es amor.

Es completamente otra cosa. Es por eso que podemos tener excelente sexo con alguien a quien no amamos y uno terrible con alguien a quien sí amamos. Vale la pena ver si podemos amar a la persona con la que tenemos gran sexo - o mejorar el sexo que tenemos con la persona que amamos - pero es importante no confundir ambos.


3. Nuestro cuerpo no es una máquina.

Cuando tenemos sexo en el contexto de una relación nuestro placer sexual estará profundamente impactado por el nivel de confianza, seguridad y conexión que sintamos. Si el sexo empieza a desvanecerse en una relación, no debemos simplemente probar cosas nuevas; por el contrario, debemos observar más profundamente qué es lo que podría estar mal en la relación.



4. No hay sólo una manera de tener "gran sexo".

Lo "grande" puede significar romper-todo-de-la-calentura o puede significar hacer el amor de manera dulce, lenta, amable, profundamente conectada. Puede significar un rapidito de cinco minutos o dedicar horas a la exploración lujuriosa de los cuerpos sin siquiera tocar los genitales.


5. Buen sexo -o mal sexo- puede pasar con cualquiera.

Puede pasar con mujeres y puede pasar con hombres. Puede pasar con gente a la que amamos y con gente a la que no. Si tenemos "mal" sexo con alguien con el que el sexo era bueno hasta el momento ¡no entres en pánico! Por el contrario, deberíamos ponernos curiosos. ¿Qué cambió dentro nuestro, dentro de ellos, en la relación?


6. El sexo puede ser un vehículo increíble para aprender sobre nosotros mismos.

Notar lo que hacemos automáticamente - y lo que no nos permitimos hacer a nosotros mismos, aunque lo quisiéramos realmente - puede abrir portales al mayor crecimiento y la sanación, si lo permitimos.


7. Las fantasías sexuales también pueden ser accesos al auto-conocimiento.

A veces fantaseamos lo que realmente queremos y a veces nuestras fantasías son una manera de intentar procesar antiguos traumas o ayudarnos a soportar algo difícil, erotizándolo. No debemos asumir que queremos vivir realmente nuestras fantasías (y no deberíamos asumir que no). Deberían ser marcas de interrogantes para nosotros y para potenciales maestros.


8. No debemos preocuparnos demasiado de dar placer a nuestras parejas.

Si podemos quedarnos en nuestro propio cuerpo y en nuestra propia experiencia, será un sexo más caliente y profundo para nosotros y para nuestros compañeros.


9. Si estamos a mitad del sexo y no lo estamos disfrutando, ¡pará!

No lo actúes. ¡Fingirlo es como una forma de violarnos! Debemos tomar el riesgo de decirle a nuestro compañero, con tacto, que necesitamos un respiro - aunque no sepamos por qué. Puede sonar todo un paso radical, pero puede abrir posibilidades mucho más profundas para la intimidad.


10. El sexo cambia con el tiempo - tanto dentro de una relación como dentro nuestro a medida que envejecemos.

Es porque el sexo es un ente vivo y todo lo que vive cambia con el tiempo. ¡Déjalo! Todos los días deberíamos cultivar una actitud de exploración, de curiosidad interesada y de descubrimiento acerca de lo que es el sexo para nosotros hoy día.


La verdadera educación sexual solamente puede suceder cuando nos convertimos en alguien con la voluntad de educarse a sí mismo sobre el ser sexual asombroso, peculiar, único, lleno de deseo, temeroso, aventurero, tímido y audaz que realmente somos. ¡Puede ser un magnífico proceso de autoexploración, autoaceptación y auto-amor!


Por Ruth L. Schwartz

Original en inglés aquí.

sábado, 28 de febrero de 2015

Relaciones sexuales poliamorosas saludables

Por Hope Gilette


Puede ser socialmente preponderante ser monógamo como estilo de relacionarse, sin embargo la verdad es que cada vez más y más personas están explorando su sexualidad y las relaciones poliamorosas se están volviendo moneda común. Así que, ¿cómo mantenerse saludable cuando te relacionas con varias personas a la vez, y cuando esas personas pueden tener múltiples parejas también?

La clave está, dicen los expertos, en la comunicación abierta y honesta, y en hacer pruebas de laboratorio, de manera regular.

En un reporte de Psychology Today, las parejas envueltas en relaciones poliamorosas (relaciones con varias personas a la vez) tienen un miedo mayor en cuanto a su salud sexual: las Enfermedades de Trasmisión Sexual (ETS). Y esta preocupación no es sorpresiva. Al momento de examinar a todos los miembros de cada rama de una relación poliamorosa, una persona puede estar potencialmente expuesta a patógenos de cientos de otras personas.

El truco para sortear este temor está en mantener un círculo abierto de confianza y comunicación, y los expertos recomiendan organizar una ocasión donde todos los integrantes se puedan reunir y programar tests de ETS para compartir y revisar los resultados.


"Fieles a la práctica  poliamorosa que enfatiza la comunicación como una herramienta fundamental de las relaciones, los poliamorosos hablan entre ellos y con las parejas de sus parejas sobre las ETS" afirma Elisabeth Sheff, PhD, en Psychology Today. "Más frecuentemente la gente se hace chequeos (con seguimientos de cada seis meses) y se reunen a tener una conversación con los resultados para mostrarlos y hablar, en un círculo en algún lugar, mostrando los resultados de los exámenes para ver qué es lo que cualquiera pueda tener. Marca una diferencia ver a la gente que se verá afectada por tus elecciones sexuales y decirles directamente cómo cada uno va a proteger la salud de cada uno de los otros."


La Sociedad Norteamericana de Salud Sexual indica que más de la mitad de las personas van a tener una ETS en algún momento de sus vidas, y estimaciones recientes dicen que hay casi 20 millones de nuevos casos de ETS reportados cada año. Desafortunadamente, menos de las mitad de los adultos entre 18 y 44 años han sido testeados por alguna ETS diferente al VIH/SIDA y una de dos personas sexualmente activas tendrá alguna ETS a los 25 años.


Los integrantes de una relación poliamorosa tratan de reducir sus riesgos de contraer alguna ETS adhiriéndose a la regla de "no intercambio de fluidos", que incluye prácticas como usar condones y barreras de látex. Si fuese a ocurrir algún intercambio de fluidos debe ser con el consentimiento de todos.


Lo que las relaciones monógamas pueden aprender de las poliamorosas.

Es interesante que, aunque las relaciones poliamorosas sean miradas con recelo por parte de los monógamos, las parejas que se dedican a una y solo a una persona pueden recibir una lección de los valores que adoptan los que practican el poliamor. Debido al riesgo significativo que significan las ETS, la apertura y el compartir son muy valorados en los grupos poli y van más allá de solamente el ámbito sexual de la relación.

Lo que es más, éste protocolo de la comunicación y el régimen riguroso de exámenes han llevado a que las investigaciones concluyan que los individuos no monógamos en relaciones abiertas tienen muchas veces menos ETS que la gente que permanece monógamas pero no son fieles.

Investigaciones publicadas en el Journal of Sexual Medicine encontraron que "...los participantes sexualmente infieles demostraron tasas significativamente menores en cuanto a comportamientos sexualmente responsables, tanto con sus parejas primarias y durante sus encuentros sexuales fuera del binomio. Los participantes sexualmente infieles mostraban menor probabilidad de hacerse tests frecuentes de ETS y menor intención de discutir asuntos de sexo seguro con sus nuevas parejas" de acuerdo a lo dicho en el reporte.



Traducción de Selenio. El artículo original puede consultarse aquí.




miércoles, 18 de febrero de 2015

¿Las relaciones abiertas reducen los celos? Doce hechos sorprendentes sobre la no-monogamia.

Por alguna razón, los swingers reportan tener vidas más exitantes y satisfactorias que el resto de la población.

Las relaciones consensuadamente no monógamas (CNM), en donde las parejas comprometidas acuerdan mutuamente no ser sexual y/o románticamente exclusivas uno al otro, lentamente están ganando visibilidad en los medios. Aún así, fuera de unas pocas anécdotas, aún están envueltas en estereotipos y misterios. Aquí van 12 cosas que investigaciones recientes revelan sobre estas relaciones y sobre las personas envueltas en ellas. (Algunas de estas investigaciones son tan recientes que aún no han sido publicadas, sólo fueron presentadas en conferencias profesionales, así que estás recibiendo una primicia).

1. Es probable que la población practicante de relaciones CNM sea más numerosa que la población gay. Hasta el 2% de las mujeres en los EEUU se identifican como lesbianas, y hasta el 4% de los hombres como gays. No tenemos una base de datos nacionalmente representativa sobre las CNM, pero en amplias muestras online, 4-5% de los que respondieron reportaron estar actualmente en una relación CNM. Divididas por orientación entre parejas en Vermont, un acuerdo CNM aparecía en el 3,5% de las parejas hétero, 5% en parejas lesbianas, y hasta del 50% en parejas masculinas gay. Así es, los hombres homosexuales tienen la mar de probabilidades más de practicar CNM que cualquier otro colectivo. 

2. Hasta el 40% de los hombres y hasta el 25% estarían considerando las CNM. En este porcentaje respondieron 600 participantes en una relación monógama que se cambiarían a la no monogamia si vivieran en un mundo en el que todo el mundo tuviera relaciones abiertas. Estos datos aún están por publicarse*, pero algunas investigaciones ya publicadas sugieren aperturas similares entre muchas personas por probar las CNM si sus parejas lo sugirieran o estuvieran de acuerdo.

3. El deseo por la (no) monogamia existe en un continuo. En su bestseller Sex at Dawn, Chris Ryan afirmaba que los humanos como especie son no monógamos. Sin embargo, nuevos datos del laboratorio de Lisa Dawn Hamilton sugieren que podría ser más preciso pensar en la tendencia a la (no)monogamia como una característica personal que varía en un espectro desde muy bajo hasta muy alto (así como, digamos, la extraversión y la introversión). En otras palabras, algunas personas son completamente monógamas, otras son completamente no monógamas, y muchas más están en algún punto intermedio.

4. El estigma contra las CNM es fuerte, robusto e increíblemente penetrante. Las CNM y las personas que las practican son consideradas peor que los monógamos en virtualmente cada característica personal o relacional que se te ocurra, incluyendo la salud sexual, el compromiso, la confianza, el romance, la amabilidad, la soledad, los celos, la generosidad, la satisfacción vital, educación y el éxito, por nombrar unos pocos. En un fenómeno sicológico llamado "efecto halo", esta negatividad se extiende a rasgos y comportamientos que no tienen nada que ver con las relaciones. La gente cree que los no-monógamos son peores en sus compromisos tributarios, en sacar a pasear al perro, en tomar multivitamínicos o en usar hilo dental.

5. Este estigma es tan permeable, que incluso las mismas personas que están comprometidas en relaciones CNM piensan que las CNM son inferiores a la monogamia en casi todas las características citadas anteriormente. Esto es algo así como la homofobia internalizada experimentada por los homosexuales - viviendo en un mundo que fuertemente estigmatiza tu orientación sexual o estilo de vida, no puedes más que internalizar esos prejuicios.

6. No todas las relaciones CNM se perciben igual de malas. Los swingers (que en forma típica tienen exclusivamente sexo casual con otros, junto a sus parejas, a veces en situaciones de sexo grupal) son percibidos como más sucios, menos morales, menos responsables y menos maduros que los poliamorosos (que típicamente tienen relaciones múltiples, largas y románticas). Aquellas en relaciones abiertas (que típicamente tienen relaciones casuales con otros, pero cada uno separadamente de sus parejas principales) se percibieron en algún punto entre medio.

7. Cuando tienen sexo con otras personas, los que están en las CNM son más responsables con respecto a la salud que las personas que se suponen monógamas que son infieles. Las personas en relaciones CNM tienen menos probabilidad de consumir alcohol o drogarse previamente, y es más probable que usen condones para el sexo vaginal o anal, discutir sobre historial sexual o sobre tests de ETS, cubrir o esterilizar juguetes sexuales, y, por supuesto, enterar a su pareja primaria al respecto. Más aún, cuando usan condones, las personas CNM tienen más probabilidad de usarlas correctamente, como revisar si se dañó o vaciar de aire el reservorio antes de ponerse el condón, y es menos probable que cometa errores, como ponérselo al revés y sólo invertirlo luego, o ponérselo después de que se inició la relación sexual.

8. Como resultado, las personas CNM no reportan más infecciones sexualmente transmitidas que los monógamos. Como reporté en un reciente artículo en Playboy, datos no publicados presentados por Justin Lehmiller sugieren que las personas en relacionamientos CNM reportan virtualmente la misma tasa de ETS que aquellas en relaciones monógamas - cerca del 20%.

9. Los swingers reportan vidas más exitantes y satisfactorias -sexualmente y en general- que la población general. En la población general de los EEUU, el 32% sostiene que está "muy feliz" con su vida y 46% piensa que su vida es exitante; por comparación, en una amplia muestra de más de 1.000 swingers, estos números fueron 59% y 76%, respectivamente. Más aún, 25% de las mujeres y el 9% de los hombres en la población general de los EEUU no tuvieron un solo orgasmo el año pasado. Compárese eso con otra amplia muestra de más de 1.200 swingers, donde menos del 5% de las mujeres y el 1% de los hombres reportaron nunca haber alcanzado el orgasmo durante encuentros swingers (pudiendo haber alcanzado el orgasmo mientras no estaban en dichos encuentros).

10. Las personas en relaciones CNM experimentan menos celos que aquellas en relaciones monógamas. Esto es completamente cierto en parejas homosexuales. Nuevos datos aún por publicarse del laboratorio de Terri Conley sugieren que es también cierto para parejas hétero, puntuando los poliamorosos particularmente bajo en celos. Esto no debería sorprender realmente - la gente que es capaz de considerar un arreglo no exclusivo es probablemente gente muy poco celosa de partida.

11. Finalmente las parejas CNM reportan usualmente igual (y a veces mayor) calidad de la relación que las parejas monógamas, incluyendo cuestiones como la satisfacción de la relación, intimidad, confianza, compromiso, o comunicación entre aquellas en relaciones monógamas versus CNM. Juntas en algunas de las nuevas investigaciones de Conley, parece ser que esto puede depender del tipo de CNM, con los poliamorosos mostrando mayor calidad en la relación que los monógamos, aquellos en relaciones abiertas mostrando menor calidad, y los swingers sin mostrar diferencias.

12. Tal vez, más críticamente, puede que la mentira y el ocultar cosas esté vinculada con las peores relaciones. En dos estudios de parejas homosexuales, aquellas que eran realmente monógamas y aquellas en relaciones CNM tuvieron similar calidad relacional; eran los que engañaban los que mostraban menor calidad en las relaciones que en ambos grupos que no engañaban.

Aún hay mucho más por aprender acerca de las CNM y las personas que las practican, pero la ciencia finalmente está empezando preguntarse sobre ellas.



* Al momento de publicarse este artículo en inglés: 15 de octubre del 2014.

Autora: Zhana Vrangalova, el original puede leerse aquí.


sábado, 13 de diciembre de 2014

De los fines del sexo

"Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos,
y con el amor los errores de nuestra moral."

José Ortega y Gasset


Para buena parte de la comunidad secular, el asunto está zanjado. Sin embargo, hasta pudiendo ser sorprendente que en algún círculo cristiano exista un debate sobre la función del sexo, es posible encontrarse con la opinión de que, a más del reproductivo, también es posible practicar sexo con el fin de obtener placer, acotado al matrimonio entre enamorados como es esperable en estos casos. La Iglesia Católica lo reconoce

Pero el asunto es ese, que está claro que el sexo en todo el mundo suele practicarse sin la idea de buscar descendencia. De hecho cuando estamos enamorados de alguien, queremos tener sexo con esa persona, no necesariamente hijos, sino sexo, coger. Porque estrechamos el vínculo y la intimidad, y da gusto coger por amor, esta es la función relacional del sexo. 


Pero además resulta que da gusto coger, así a secas. No necesitamos demostrar con teoremas que el estímulo de los genitales producen sensaciones placenteras. Estamos prestos a buscarlas de todo tipo. Las buscamos, esperamos ese torrente de endorfinas que obtenemos gracias a todo un mar de actividades y sustancias. Es decir, volviendo al sexo por placer, podemos practicarlo por el mero gusto del sexo, sin buscar vínculo afectivo, sin intentar llevarlo a algo más profundo, más espiritual, ni cambiar pañales nueve meses después. Y ni siquiera es necesario, a veces, repetirlo con la misma persona. Es la función recreativa del sexo. 

Dicho esto, sin entrar a emitir juicios de valor sobre la ética o la moral personal, lo cierto es que en el mundo social se dan estas tres razones por las que tener sexo. Restringir a lo reproductivo el asunto sexual es la piedra angular, la base de asiento de todo un cuerpo de juicios y prejuicios negativos sobre la sexualidad humana. Porque es en base a acotar al sexo a lo reproductivo que se construye la idea de la desnaturalización del sexo si no tiene fines reproductivos, o si no es heterosexual y cisgénero. Tampoco tiene sentido defenderlo desde lo biológico, ya que la especie humana tiene la particularidad de no tener períodos o temporadas de apareamiento (celo), coge cuando quiere. La propia biología se encargó de dotar a la humanidad de libido casi permanente, esté o no esté la mujer ovulando.

Y hasta es notable cuán ad hoc es el argumento de la naturalidad (aquí le dan con un palo), tan ninguneada en TODO otro ámbito, pero sus cultores la pretenden aplicar tan férreamente al campo sexual. Porque ¿quién en su sano juicio diría que no tomará pastillas sintéticas para curarse o se extirpará un tumor porque son "procedimientos antinaturales"? Y es que además, lo "natural" es un término que ni siquiera está claro qué significa. Podríamos entrever que tres acepciones posibles son a) lo que existe en la naturaleza, b) lo que es normal, o está extendido en uso o práctica, c) lo que responde a una función o a un fin. 

Y acá hago un paréntesis e incluyo un prejuicio mío (y permítaseme el exabrupto): que sospecho que en el fondo, quien sostenga alguno de los tres criterios, o no profundizó su razonamiento o busca dotarle de legitimidad, de objetividad a sus prejuicios, a sus gustos personales, a sus preferencias, por no decir a su intolerancia, estrechez mental y su estirpe de dictador. 

Primero que "lo que existe en la naturaleza" podríamos volver a descomponerlo en dos: a) la naturaleza en el sentido de lo salvaje, lo inhóspito, el imperio de los instintos y la biología; b) lo que sucede en la realidad. Asumo que el lector está bastante informado en cuanto a que ambas están ampliamente superadas: en la naturaleza llueven ejemplos de comportamientos homosexuales, así como en la realidad social humana.

En segundo lugar, vuelvo a apelar al lector informado sobre la transitoriedad y la relatividad geográfica de lo normal, lo normal es el cambio. Una tradición no es 100% inmune al cambio ya que sufrirá variaciones, restas y sincretismos al pasar el tiempo, hasta convertirse en algo completamente distinto de lo que fue en sus primeros tiempos. 

El argumento de la funcionalidad se apoya en el principio antrópico para crear un engendro estéril. El ano no es una parte del cuerpo que esté "preparado" para recibir la invasión de una verga, más allá de que tal vez al que así crea le venga bien informarse un poco, el mundo está recargado mil por ciento de ejemplos de objetos que tenían un fin específico y terminaron siendo otra cosa. Y es que yo pregunto si el cuerpo está preparado para recibir ropas o ponerse zapatos, corséts, corbatas. De hecho, una vagina no está preparada tampoco para ser penetrada a menos que se le logre la correspondiente lubricación. Pero yendo al punto que se objeta, ¿la boca acaso está preparada para recibir un pene?

[...y pienso en la paja rusa...]

¿Pensarán que el squirting no es realmente necesario? ¿El orgasmo femenino? O se trata
de un caso más de disonancia cognitiva. Lo cierto es que las cosas tienen la función que se les da, no tienen una función objetiva, trascendental y predestinada. Es contingencial. El cepillo de dientes puede usarse para ponerle betún a los zapatos y los pepinos para nutrir el cutis. 

El último eslabón, el último hueco, en última instancia, el argumento de la naturalidad se esgrime bajo el supuesto de que el hecho de que un individuo sienta atracción sexual por otro de su mismo sexo no puede ser generado más que por un funcionamiento inadecuado del sistema endocrinológico, una enfermedad que "le hace ser así". Como si de alguna manera la atracción tuviese una función biológica y los millones de años de evolución hubiesen moldeado la genética de forma que responda a los intereses de perpetuación de la especie. Lo cierto es que la idea del instinto como producto de la naturaleza, no es absoluto. Y fueron los conductistas los que demostraron que el asunto de los instintos no es tan sencillo, desde que Lorenz engañó a los gansitos. Que muchas de estas fuerzas sicológicas son producto de nuestros condicionamientos (enseñanzas o repetición de modelos) individuales, sociales y culturales en un cromatismo harto variado. Digresión: es notable cuánto de esto es reconocido implícitamente por los conservadores, que niegan lo que dan en llamar ideología de género pero no admiten que los homosexuales puedan criar hijos por temor a "influenciarles" y "contagiarles" su homosexualidad.

Cuanto más sabemos de cómo funciona el mundo, la realidad, la materia, más estamos conscientes de que los parámetros de "perfección", "norma", "eficacia" y "funcionalidad" están lejos de existir. Que son construcciones humanas, abstracciones que no son más que interpretaciones de cómo funciona el mundo, cuando la realidad es independiente de cómo la interpretemos, más allá de que a veces coincidan. 

Jugar ajedrez "al natural"
Lo cierto es que el complejo entramado de interacciones e interreacciones bioquímicas generan resultados sorprendentes, antiintuitivos, inesperados, y hasta contradictorios. Como que el hecho de que el gen que aumenta la fertilidad de las mujeres, si está presente en los hombres puede aumentar la probabilidad de que tengan tendencias homosexuales. ¿Podemos decir que es anormal la presencia de esta molécula aunque tenga función biológica? ¿Podemos siquiera pensar que el ADN humano está "limpio" de partida habiendo tantos agentes que lo alteraron desde el albor de los tiempos (virus por ejemplo)? ¿podemos siquiera pensar que la estructura del humano actual es una estructura terminada? Ni hablar, se trata de una instantánea que cambió y cambiará en la medida que las naturales mutaciones seleccionadas por presión biológica le genere cambios evolutivos. 

Está claro que en la edad moderna, la especie humana puede considerarse ampliamente exitosa en términos de preservación. ¿No es esperable que al no existir el peligro de extinción o desaparición cambien sus comportamientos reproductivos? Desde esta perspectiva la idea de lo "correcto" e "incorrecto" en cuanto al sexo pierde toda sustancia. 

Y es notable cuánto se cae en inconsistencia al pretender defender un sistema que se supone "integral", que "dignifica y valora a las personas" y terminan valorándolas exclusiva y tajantemente de acuerdo a con quién cogen, despojándolas de cualquier otro atributo, definiéndolas como "desviadas".

La naturalidad de las luces de neón, los cristales
y las estructuras de acero.
Volviendo al asunto de las funciones, si suponemos que dos personas de sentir afecto son capaces de sentir afecto y cariño uno por el otro (como sucede entre amigos y parientes), y aparte, dos personas pueden ser capaces de otorgarse placer ¿es tan difícil imaginar compaginar ambas funciones y no concebir que puedan ser ejercidas entre personas del mismo sexo de manera normal y natural? Eso sin dejar de acotar que el hecho de que dos personas del mismo sexo decidan cohabitar no significa PARA NADA que no puedan aceptar la reproducción, promoverla o conseguirla. En última instancia, la gente que tiene miedo del caso extremo de que TODA la humanidad se vuelva homosexual debería respirar aliviada ya que aunque así fuera, eso no significa que se acabará la reproducción humana por cualquier medio, que vamos, hasta los homosexuales pueden tener sexo heterosexual si deciden ponerse en modo reproductivo, sin problema alguno. Se dice que los griegos admitían la homosexualidad (aunque aparentemente no tan libremente como se suele creer) siempre que en algún momento de sus vidas, todos se unieran con mujer y le dieran un hijo al Estado.

Dicho esto, más allá de que estoy en desacuerdo con la idea del Estado entrometiéndose en la vida sexual de los individuos, lo que está claro es que la figura del matrimonio clásico, defendido por los conservadores, no representa tanto la idea de la preservación de la vida, de la especie y de la familia, sino de unos valores específicos, de una idea tradicional, de una costumbre, de una idiosincracia, de un color de cristal que igual va variando de matices, más que de una idea funcionalmente eficaz o beneficiosa para la humanidad.


Flotante