sábado, 26 de enero de 2013

Amar a una mujer


Comparto este texto escrito por una mujer, y que me parece extremadamente bello:



"La mujer, especialmente su sexualidad, provee el objeto de interminable comentario, descripción, suposición. Pero el resultado de todo lo dicho solo profundiza el enigma y hace que la fuerza erótica de la mujer sea algo que el narrador masculino nunca pueda del todo explicar o contener" - Peter Brooks

Inspirada por los artículos recientes del elephant journal respecto al erotismo mujer/mujer (más notablemente por [en inglés] Lori Ann Lothian y Lyla Cicero), decidí efectuar mi propia investigación respecto a la atracción que siento, tanto emocional como carnal, hacia la forma femenina.

No voy a negar que cuando veo unas formas de mujer moldeadas por un elegante vestido estilizado de coctel (rematado con stilettos), me pica la piel y la boca se me hace agua.

Me gusta morder la suave y tersa carne de su cuello. Amo mis dedos completamente inmersos en cabellos con fragancia a fresa.

Y sí, amo la humedad y la atercopelada reminiscencia de un coño de mujer. 

Sin dudas, esto no es nada de otro mundo. De hecho, creo que sería un raro espécimen humano aquel que no esté físicamente atraído, de alguna forma, por la forma femenina. 

Y aún así, hay más en mi historia que pura lujuria.

Sí. Tuve experiencias mientras crecía: jugar a "Romeo y Julieta" de prepúber, abrazos en topless de adolescente, y el usual "coqueteo-con-tus-compañeras-para-que-los-chicos-piensen-que-sos-grosa" en el colegio.

Pero cuando decidí, a la madura edad de 28 años, dar mi presencia a una mujer y surcar el ondulado fuego de su orgasmo, descubrí que estar con una mujer no era un experimento o un alucinante atrevimiento: fue una de las experiencias más milagrosas que conocería. Era como sentir a Dios llover en las puntas de mis dedos. Y me calentaba del carajo.

Eso me confirmó algo que siempre sospeché pero estaba muy avergonzada para admitir: una mujer rendida a su orgasmo es innegable y divinamente irresistible.

¿Estaba "enamorada"? Bueno, sí -en ese momento, cuando los patrones de la vieja normativa hétero se desvaneció y simplemente dije "sí" a lo que se sentía bien, puedo decir honestamente que no había en mi mundo nada más que amor- interior y exterior.

Esa primera experiencia real con una mujer me abrió una puerta. Una puerta de renuncia. Una puerta de rendición. Una puerta de posibilidad. Una puerta de amor.

Amor: aquel encendido profesor que susurra verdades aterradoras.

Y amor: aquella brisa gentil, que moldeó y dio forma a mi corazón para que fuera capaz de recibir tanto a mujer como a los hombres en un abrazo extático.

Y amor: la fuerza magnética entre mi acompañante de vida y yo.

Unas pocas semanas después de mi epifanía femenina, escribí el siguiente poema para capturar la sagrada magia de aquella noche -pues amar a una mujer es amar todo lo extraño y exquisito de la humanidad:


Amar a una mujer

Sus llantos licuefactos
Inundan la vacua noche
Y he aquí
En la palma de mi mano
Que la historia de la tierra
Ha nacido

El loto
El lirio
La magnolia
Flores que se abren
Cuyos néctares
Forman los mares

Mis dedos
Cosquillean sus pétalos
Mi pulgar
Descubre su perla
Mi boca
Desciende sobre la suya

Y mientras el velero desliza abajo,
Descendiendo el
Océano de nuestro amor
Dulces, saladas olas
Nos acunan
Hacia la muerte

¿Quién hubiera sabido que
Arrecifes inexplorados
(Con el poder potente
Del coral floral)
Podría producir
Semejante vida radiante?


Traducción libre, el artículo original en inglés lo pueden leer aquí. Autora: Candice Holdorf.

miércoles, 23 de enero de 2013

Amando a más de uno


Si ponés en Google el término "poliamor" vas a tener más de un millón de resultados, indicando que aproximaciones no convencionales al amor y al sexo son un punto candente. Y ciertamente, es una manera de vivir que chispea controversia e incluso incredulidad. El poliamor, un término que significa "amar a muchos", es una manera seria de encarar las relaciones para algunas personas. La terapeuta familiar y matrimonial Dossie Easton escribió el libro, The Ethical Slut, conocida como la biblia del poliamor. Aquí nos cuenta de qué va esto.

¿Qué es el poliamor?

Vivimos en una cultura que trabaja duramente por imponer una definición "tamaño único para todos" de cómo deben ser manejadas las relaciones. Pero existen muchas maneras de amar, y muchos formatos para crear relaciones maravillosas y plenas -desde tener más de un compañero sexual hasta el matrimonio grupal. El título, La ramera ética (escrita junto con Catherine Liszt), lo dice todo. Una ramera es una persona que celebra un estilo de vida sexual aventurero, al mismo tiempo que honra los sentimientos y límites de todas las personas con las que se relaciona, incluso aquellas que pueden no estar en la habitación al momento de estar siendo aventurero.

¿Son necesarias las reglas para asegurar ser justos, como decidir quién duerme con quién en qué noches?

No creo que exista realmente alguna regla fija excepto respetar y honrar los sentimientos y límites de cada individuo envuelto en relaciones poliamorosas. Tener demasiadas reglas es como intentar encuadrar a la gente, y yo creo que la gente es infinitamente creativa. ¿Entonces por qué no permitir que fluya esa creatividad hacia la manera en que configuramos las relaciones?

Muchos terapeutas dicen que el poliamor probablemente no pueda funcionar en términos de instalar lazos estables que proteja contra el abandono y provea un ambiente a largo plazo para la crianza. Entonces ¿comprometerse en el poliamor no es un poco como jugar con fuego?

Lo que es interesante de los estilos de vida poliamorosos es que cuando la gente subsiste en el régimen abierto, pueden recibir amantes en sus familias, de forma que estas amenazas -que usualmente son mantenidas en secreto y pueden generar rencor- son discutidas abiertamente e integrados. Pueden generar familias extendidas que reproduzcan los valores de aquella bien conocida aldea que es tan buena criando niños. Los niños se benefician de tener más adultos, más cuidados, más apoyo, y una mayor población de roles modelos para elegir.

¿Cómo manejás los celos? ¿Es posible desaprender tan profundamente arraigada respuesta?

Si observás a los niños, verás que no notan realmente a los competidores siempre que sus necesidades estén siendo satisfechas. De hecho, la manera en que las redes poliamorosas crían niños está en el núcleo del estilo de vida poliamoroso. Realmente solo se trata de promover el amor fraterno, disolver la rivalidad entre hermanos, y compartir regazos. Lo celos no se arraigan tan profundamente.

Creemos que los celos son emociones inmanejables e intolerables con los que nadie debería tener que lidiar. Esto es un mito. De hecho, somos bastante capaces de aprender a hacernos cargo de nosotros mismos cuando nos sentimos celosos, de forma muy parecida a cómo nos hacemos cargo de nosotros mismos con relación a cualquier sentimiento difícil, como una aflicción o el resentimiento. Realmente no necesitamos tener miedo de que nos abrume.

Si profundizamos en los celos, podemos descifrarlo. Los celos son una especie de palabra sombrilla que cubre un enorme rango de emociones complicadas que pueden surgir al pensar en nuestra pareja teniendo intimidad con otro. ¿Cómo la gente experimenta los celos? Rabia territorial, miedo al abandono, inseguridad, imagen negativa del propio cuerpo, pérdida, auto-aborrecimiento en el sentido de imaginar que la otra persona debe ser más atractiva, la lista es interminable.

Los celos se manifiestan como inseguridad, y esto me llevó a darme cuenta de que nunca tuve un sentido genuino de seguridad interna que no fuera dependiente de que mi pareja me ame a mí más que a cualquiera. Así construí una base de seguridad que poseía y operaba completamente.

Los celos son un tipo de palabra clave usada para cualquier emoción o experiencia que sea interna. Uno de tales pensamientos es el siguiente: Tengo miedo de no sobrevivir. Entonces lo proyectamos hacia nuestra pareja y le pedimos que nos evite experimentar ese miedo profundo. Los celos nos muestran cuales son nuestros conflictos más profundos. Desaprender los celos proveen una posibilidad de curación y crecimiento.


Autor: Moses Ma

lunes, 21 de enero de 2013

Nadie debería preocuparse si su pareja coge con otro...

Comparto una entrevista de UOL Comportamento a Regina Navarro:


¿Siente escalofríos sólo de pensar que no tiene dominio sobre la vida sexual de su pareja? Según la sicoanalista y escritora Regina Navarro Lins, creer que es posible controlar el deseo de alguien no es más que una de las mentiras del amor romántico.

"Es común alimentar la fantasía de que solamente controlando al otro hay garantía de no ser abandonado", afirma ella, que lanzó recientemente "El libro del amor" (Ed. Best Seller). Dividida en dos volúmenes ("De la prehistoria al Renacimiento" y "Del Iluminismo a la actualidad"), la obra sigue la trayectoria del amor y el sexo en Occidente desde la Prehistoria hasta el siglo XXI y le exigió 5 años de investigación.

Regina, consultora del programa "Amor & Sexo", presentado por Fernanda Lima en Rede Globo, cree que, en la segunda mitad de este siglo, muchas cosas van a cambiar: "Tener varias parejas se verá como natural. Pienso que no habrán modelos en los que las personas se encuadren", dice. Lea la entrevista concedida por la sicoanalista a UC.

UC: En su investigación para escribir "El libro del amor", ¿qué fue lo más bonito y lo más feo que encontró sobre el amor?
Regina Navarro Lins: Aunque "El libro del amor" no trata del amor por la humanidad, sí del amor que puede existir entre un hombre y una mujer, o entre dos hombres o dos mujeres, la primera manifestación de amor humano es muy interesante. Ocurrió hace aproximadamente 50 mil años, cuando empezaron a enterrar a los muertos -cosa que no ocurría hasta entonces- y a adornar las tumbas con flores. Lo más feo que encontré en el amor fue la opresión a la mujer y la represión de la sexualidad.

UC: ¿Cómo imagina usted a la humanidad en la segunda mitad de este siglo?
Regina: Los modelos tradicionales de amor y sexo ya no están dando respuestas satisfactorias y eso abre un espacio para que cada uno elija su forma de vivir. Quien quiera quedarse 40 años con una única persona, teniendo sexo sólo con ella, todo bien. Pero tener varias parejas también será visto como natural. Pienso que no habrá modelos para que las personas se encasillen. En la segunda mitad del siglo 21, probablemente, las personas vivirán el amor y el sexo bastante mejor de lo que viven hoy.

UC: Hablas de las mentiras del amor romántico ¿cuáles son esas mentiras?
Regina: El amor es una construcción social; en cada época se presenta de una forma. El amor romántico, que sólo entró en el matrimonio a partir del siglo 20, es la razón por la que la mayoría de los hombres y mujeres de Occidente tanto ansía [casarse], no es construido en la relación con la persona real, que está al lado, y sí con aquella que se inventa de acuerdo con las propias necesidades.

Ese tipo de amor es copiado de la idealización del otro y predica la fusión total entre los amantes, con la idea de que los dos se transformarán en uno solo. Contiene la idea de que los amados se completan, sin faltarles más nada; que el amado es la única fuente de interés del otro (es por eso que muchos abandonan a los amigos cuando comienzan una relación); que cada uno tendrá todas sus necesidades satisfechas por el amado, que no es posible amar a dos personas al mismo tiempo, que quien ama no siente deseo sexual por nadie más.

La cuestión es que este amor no se sustenta en la convivencia cotidiana, porque usted es obligado a ver al otro con aspectos que le desagradan. No es posible mantener la idealización más. Allí surge el desencanto, el resentimiento y el daño.

UC: ¿Por qué dices que el amor romántico está dando señales de salir de escena?
Regina: La búsqueda de la individualidad que caracteriza la época en la que vivimos; nunca hombres y mujeres se aventuraron con tanto coraje en busca de nuevos descubrimientos, solo que, en este caso, hacia dentro de sí mismos. Cada uno quiere saber cuáles son sus posibilidades, desarrollar su potencial.

El amor romántico propone lo opuesto de eso, pues predica la fusión de dos personas. Entonces deja de ser atractivo. Al salir de escena está llevándose su principal característica: la exigencia de exclusividad. Sin la idea de encontrar a alguien que te complete, se abre un espacio para otros tipos de relacionamiento, con la posibilidad de amar a más de una persona por vez.

UC: ¿Y cómo queda el casamiento?
Regina: Es probable que el modelo de matrimonio que conocemos sea radicalmente modificado. La carga de la exclusividad sexual debe dejar de existir. Creo que, de aquí a algunas décadas, menos personas estarán dispuestas a cerrarse en una relación de a dos y se volverá común tener relaciones estables con varias personas al mismo tiempo, escogiéndolas por las afinidades. La idea de que una pareja única deba satisfacer todos los aspectos de la vida puede volverse cosa del pasado.

UC: Solo de pensar en la posibilidad de tener un relacionamiento en el que la monogamia no es una regla, muchas parejas tienen escalofríos. ¿Por qué?
Regina: Reprimir los verdaderos deseos no significa eliminarlos. W. Reich [sicoanalista austríaco] afirma que todos deberían saber que el deseo sexual por otras personas constituye parte natural de la pulsión sexual.

Investigando lo que estudiosos del tema piensan sobre las motivaciones que llevan a una relación extraconyugal en nuestra cultura, quedé bastante sorprendida. Las más diversas justificaciones apuntan siempre a problemas emocionales, insatisfacción o infelicidad en la vida de a dos. No leí en casi ningún lugar lo que me parece más obvio: a pesar de que exista insatisfacción en la mayoría de los matrimonios, las relaciones extraconyugales ocurren principalmente porque las personas gustan de variar. Las personas pueden tener relaciones extraconyugales y, aún así, tener un matrimonio satisfactorio desde el punto de vista afectivo y sexual.

La exclusividad sexual es la gran preocupación de hombres y mujeres. Pero nadie debería preocuparse si su pareja coge con otra persona. Hombres y mujeres sólo deberían preocuparse en responder a dos preguntas: ¿me siento amado/a? ¿me siento deseado/a? Si la respuesta fuera "sí" para ambas, lo que el otro haga cuando no está conmigo no me debería interesar. Sin dudas las personas vivirían bastante más satisfechas.

UC: ¿Cómo podrían vivir las personas mejor en cuanto al amor y al sexo?
Regina: Para que existan chances de vivir de a dos sin tantas limitaciones, hombres y mujeres necesitan efectuar grandes cambios en su manera de pensar y vivir.

Creo que para que una relación de a dos valga la pena, algunos factores son primordiales: el total respeto al otro y a su manera de ser, sus ideas y sus elecciones; ninguna posesividad o manifestación de celos que pueda limitar la vida de la pareja; poder tener amigos y programas por separado; ningún control de la vida sexual de la pareja, ya que es un asunto que solo incumbe a la propia persona.

Pocos concuerdan con esas ideas, pues es común alimentar la fantasía de que solamente controlando al otro hay garantía de no ser abandonado. La cuestión es que no es tan simple. Para vivir bien es necesario tener coraje.


Flotante