viernes, 23 de agosto de 2013

Por qué nunca es tarde para ser lesbiana

Cada vez mas mujeres descubren, después de años de estar casadas con hombres y de tener hijos, que son lesbianas. ¿Lo fueron siempre o es que la sexualidad es algo mas fluido?

Para Carren Strock la revelación llegó cuando tenía 44 años de edad. Ella conoció a su esposo (“Un tipo magnífico, muy dulce”) en la secundaria cuando tenía 16, estuvieron casados 25 años, tuvieron dos hijos muy queridos y lo que ella describe como “una existencia de cercas blancas” en Nueva York. Entonces un día, sentada frente de su mejor amiga se dio cuenta: "Oh Dios, estoy enamorada de esta mujer”. La noción de que pudiera ser lesbiana nunca se le había ocurrido antes. “Si me hubieras preguntado el año anterior”, ella dice “habría respondido que sé exactamente quién soy. No soy lesbiana, ni podría ser una.

Desde ese momento el entendimiento de Strock sobre su sexualidad cambió completamente. Se sintió obligada a decírselo a su amiga, pero no fue correspondida; al principio Carren no estaba segura si sentía atracción por cualquier mujer o solo por su amiga en particular. Pero gradualmente se dio cuenta y aceptó que era lesbiana. También supo que su experiencia no era inusual.

Strock decidió entrevistar a otras mujeres casadas que se enamoraron de mujeres, “Poniendo volantes en teatros y librerías. Empezaron a contactarme mujeres de todo el país. Todo el mundo conocía a alguien que sabía de ésta situación.” Las entrevistas se convirtieron en libro, “Mujeres casadas que aman a otras mujeres”, y cuando estaba escribiendo la segunda edición, Strock buscó en Internet a quién entrevistar. “En cuestión de días”, ella dice, “me contactaron mas mujeres de las que realmente podía entrevistar.

Las lesbianas tardías, mujeres de 30 años o mas, que descubren o declaran sentimientos hacia su mismo sexo, han atraído sobre sí una atención creciente en los últimos años, en parte debido al gancho de algunas mujeres de alto perfil que se han revelado luego de haber tenido relaciones heterosexuales. Por ejemplo, Cynthia Nixon, que interpreta a Miranda en Sex and the City, estuvo en una relación heterosexual por 15 años, teniendo dos hijos antes de estar con su pareja actual, Christine Marinoni en 2004. En 2009 se reportó que la cantante británica Alison Goldfrapp, que está en la mitad de sus cuarenta, empezó una relación con la editora fílmica Lisa Gunning. La actriz Portia de Rossi estuvo casada con un hombre antes de declarar su homosexualidad y enamorarse de la comediante y conductora de talkshows Ellen Degeneres, con la cual se casó en 2008. Y entonces la estrella de televisión británica Mary Portas, quien estuvo casada con un hombre por 13 años y tuvo dos hijos, antes de estar con Melanie Rickey , editora de la revista de modas Grazia.

El asunto ha empezado a atraer la atención de los académicos. El próximo mes* en la convención anual de la American Psychological Association en San Diego, una sesión titulada “Fluidez sexual y lesbianas tardías” se propone mostrar un conjunto de investigaciones, incluyendo una de Christian Moran, quién investigó las vidas de mujeres que han experimentado atracción por su mismo sexo siendo mayores de 30 años y estando casadas con hombres. Moran es una investigadora en la Southern Connecticut University y su estudio fue impulsado en parte por un comentario angustioso que encontró en un sitio online para lesbianas casadas, escrito por alguien que se autonombró “Loca”.

No entiendo por qué no puedo hacer lo adecuado”, escribió, “no entiendo por qué no puedo dejar de pensar en ésta otra mujer”. Moran quiso hacer un sondeo en un grupo de mujeres en ésta situación para ayudar a “Loca” y otras como ella, ver que no es anormal ni está mal sentirse atraídas por otras mujeres en la madurez.

Moran también quiso explorar la noción que una mujer heterosexual puede tener una transición completa hacia una identidad lesbiana singular… en otras palabras, que ellas pueden cambiar su orientación sexual. Como ella hace notar en su estudio, esa posibilidad es ignorada muchas veces; cuando una persona sale del closet ya entrada en años, se tiende a pensar que han debido ser siempre gays o bisexuales que han escondido o reprimido sus sentimientos. Cada vez mas investigadores cuestionan esto, y buscan comprobar si la sexualidad es algo mas fluido y cambiante de lo que se sospechaba.

Sarah Spelling, una ex maestra, dice que puede entender bien cómo “puedes deslizarte o moverte a otra identidad”. Después de crecer en una familia de 7 hijos en Birmingham, Spelling encontró su primera pareja seria, un hombre, cuando estaba en la universidad. Juntos por 12 años, en los cuales estuvieron “muy compenetrados sexualmente”, según dice, aunque agrega que nunca alcanzó un orgasmo con un hombre mediante la penetración.

Spelling es una feminista entusiasta y deportista, y halló a sus amigas lesbianas a través de esos intereses. “No me asocié con ellas sexualmente, no me vi como una lesbiana, sino como una mujer heterosexual en una relación a largo plazo.” Cuando una amiga del equipo de hockey le expresó que le gustaba, “y aunque ella me gustaba también, sentía que esa no era yo, que eso no estaba en mi brújula.” Entonces, a la edad de 34, habiendo terminado su relación larga y estando en otra con otro hombre, se encontró enamorándose de una mujer con quien compartía su hogar. Después de “conversarlo mucho, por un año o un poco mas” ellas formaron una pareja. “Fue un encuento de mentes”, dice Spelling , “una coincidencia de intereses. Ella es una corredora entusiasta, como yo. Tenemos muchas cosas en común, eventualmente me di cuenta que eran cosas que no tenía en común con los hombres.” Ella dice que aunque el sexo con hombres nunca lo percibió como equivocado o incómodo, nunca fue tan placentero como con mujeres. Desde el mismo principio de la relación se sintió completamente cómoda, aunque no se definió inmediatamente como lesbiana. “Ni como heterosexual, obviamente, ni como bisexual.” Un poco después asumió su identidad lésbica. “Hemos estado juntas por 23 años”, ella dice, “así que está realmente claro que esto fue un cambio definitorio.

La doctora Lisa Diamond, profesora asociada de psicología y estudios de género en la University of Utah, ha estado siguiendo a un grupo de 79 mujeres por 15 años, estudiando los cambios en su identidad sexual. Las mujeres que escogió al principio del estudio han experimentado alguna atracción por su mismo sexo, aunque en algunos casos ha sido de manera breve. Cada dos años ha registrado cómo ellas se definían a sí mismas, si heterosexuales, lesbianas o bisexuales, o alguna otra categoría de su preferencia. En cada período de dos años, del 20 al 30% de las participantes habían cambiado su definición, y a lo largo del estudio el 70% ha cambiado su definición dada en la entrevista inicial. Dice Diamond que lo interesante es que éstas transiciones en la identidad sexual “no están confinadas a la adolescencia. La gente parece estar igualmente propensa a esa clase de cambios en las primeras etapas de la adultez o mas adelante”. Y aunque en algunos casos las mujeres acceden a la identidad lésbica que estuvieron reprimiendo “eso no cuenta para todas las variables… En mi estudio, lo que he encontrado a menudo son mujeres que pueden haber considerado siempre a otras mujeres bellas y atractivas, y pudiesen en cierta época posterior de sus vidas realmente enamorarse de una mujer y que esa experiencia hiciese saltar esas atracciones de algo menor a algo muy significativo. No se trataría de represión de sus verdaderos sentimientos desde antes, sino que sin el contexto de una relación verdadera los pequeños atisbos de fantasías ocasionales o sentimientos similares no hubiesen sido significativos.

Diamond tiene el presentimiento que el moverse a través de las fronteras sexuales se incrementa con la edad. Ella dice que “lo que sabemos del desarrollo adulto sugiere que la gente se vuelve mas expansiva, de muchas formas, a medida que avanza en edad… Pienso que muchas mujeres, tarde en la vida, cuando ya no están preocupadas de criar a sus hijos y cuando evalúan sus matrimonios y cuán satisfactorios han sido, encuentran una oportunidad de repensar lo que quieren”. Esto no significa que las mujeres estén escogiendo ser heterosexuales o lesbianas, aclara (El trabajo de Diamond ha sido distorsionado algunas veces por sectores de derecha en los Estados Unidos, los cuales sugieren que su estudio muestra que la homosexualidad es opcional) “Cada una de las mujeres que he estudiado y que ha tenido una transformación en su preferencia sexual lo reporta como algo que escapa a su control. No se trata de una elección consciente… Creo que nuestra cultura tiende a englobar juntos al cambio y a la capacidad de escoger como si fuesen un mismo fenómeno y no lo son. La pubertad implica muchísimos cambios, pero no los escoges. Existen transiciones vitales que están mas allá de nuestro control.

Ciertamente fue así para Laura Manning, una abogada londinense, quien ahora está cerca de los 50 años. Siempre tuvo una idea vaga de sus sentimientos por las mujeres, pero conoció a un hombre en la universidad. “Un hombre realmente gentil, Jeff, me enamoré de él y por largo tiempo eso fue suficiente para balancear mis sentimientos”. Se casaron cuando ella tenía casi 30 años, tuvieron dos hijos poco tiempo después, “y una vez que mi parte maternal se apartó, de repente me vi pensando en mí misma otra vez. Empecé a sentirme cada vez mas incómoda con la imagen que presentaba de mí porque sentía que no era verdadera”. A finales de sus 30 empezó a salir y frecuentaba clubes, “regresar en bus a las 4am y luego despertar para ir a trabajar. Todavía vivía con Jeff y estaba empezando a cortar nuestra relación. Él sabía que lo estaba echando.

Su matrimonio terminó y Manning se mudó. Desde entonces ha tenido dos relaciones largas con mujeres, y dice que es mucho mas feliz desde que salió del closet, sin embargo sospecha que su necesidad biológica de tener hijos y sus sentimientos genuinos por Jeff hicieron inevitable en cierto modo su matrimonio. “Ahora me repulsa tener sexo con un hombre, pero durante mi matrimonio no me sentía así y no creo haber reprimido nada, la intensidad de lo que tuve con Jeff sobrepasó y ocultó mis deseos por las mujeres.

La fluidez sexual ocurre tanto en hombres como en mujeres, pero se ha sugerido que las mujeres son mas abiertas y maleables en ese sentido. Richard Lippa, profesor de psicología en la California State University en Fullerton, ha realizado una variedad de estudios que lo han llevado a concluir que “mientras los hombres tienden a tener un sexo (género) preferido y el otro no, con las mujeres hay mas matices, así que puedo asegurar que tienen un sexo mayormente preferido y el otro en menor cuantía. He escuchado a mujeres decir: ‘fue con la persona de la que me enamoré, no con su género’ y pienso que una experiencia como esa es mas femenina que masculina.

Nunca un hombre heterosexual me ha dicho, a los 45 años, que se ha encontrado con un hombre agradable y se ha enamorado, y aunque no le gusten los hombres en general, va a tener algo por los próximos 15 años con ese gran hombre.” En el estudio de Diamond, alrededor del 25% de las mujeres ha reportado que el género es irrelevante en elección de sus parejas sexuales. Dijo una mujer: “Muy profundamente se trata de a quién conozco y me enamoro, y no es de su cuerpo, es de algo detrás de sus ojos.


Cuando Tina Humphrys, de 70 años, se enamoró por primera vez de una mujer no se definió como lesbiana, “Solo pensé, es ella”. Humphrys estaba a la mitad de sus treintas, tenía dos hijos y salía de un segundo matrimonio terrible. “Odiaba mi vida”, dice, “los cuatro dormitorios, los niños, bueno, no los odiaba a ellos, sino que me aburría hasta llorar. Solía acostarme en el sofá y mis ojos se llenaban de lágrimas mientras ellos dormitaban.

Ella había encontrado atractivas a las mujeres en el pasado, “pero creo que las mujeres lo hacen, ¿no? Miras y dices: Ese vestido luce fabuloso, ella luce esbelta o ella luce muy bella, pero no necesariamente pones deseos sexuales en eso.” En ese entonces entró a la universidad como una estudiante madura, se unió a un grupo de mujeres y empezó a gustarle una de las integrantes. “Fue un poco impactante saberme atraída sexualmente por esta mujer, pero también fue una decisión de dejar a los hombres. Fue una decisión de dejar una forma de vivir particularmente opresiva y restrictiva para vivir diferente.” Ella se mudó a una comuna y tuvo relaciones no monógamas con varias mujeres por un tiempo, antes de establecerse con su pareja actual por mas de 30 años. Habiendo tenido “una vida sexual muy activa con hombres”, ella disfrutaba mucho mas del sexo con mujeres. “Una vez estuve en un taller con una mujer que solía romper papeles donde había escrito cosas terribles en contra de las mujeres, y ella tenía un papel de una modelo rubia que había retozado con una lesbiana – porque ellas retozan todo el tiempo, cierto?-- y ella decía: 'Eso no es sexo apropiado, es solo un montón de orgasmos'”. Humphrys reía a carcajadas, “Creo que eso le añade algo, o no?

Mas allá del sexo, Humphrys halló una conexión mas intensa ‘en todos los niveles’ que la que encontró con algún hombre. Strock confirma esta visión: “he hecho talleres con mujeres heterosexuales y les he preguntado si sintieron ‘cohetes y música’ cuando se enamoraron de su pareja y pocas manos se levantaron, cuando fui a un grupo de lesbianas y pregunté lo mismo casi todas las manos se alzaron. Así que las conexiones entre mujeres son muy distintas a las que existen entre hombres y mujeres.

La psicoterapeuta y escritora Susie Orbach pasó mas de 30 años con el escritor Joseph Schwartz y tuvo dos hijos con él antes que la relación terminara; ahora ella tiene una relación feliz y en desarrollo con la novelista Jeanette Winterson. Orbach dice que la conexión amorosa inicial entre madre e hija hace que los sentimientos lésbicos posteriores no sean sorpresivos. “Si lo piensas”, dice ella, “en cuáles brazos primero estuviste, cuáles olores absorbiste primero, en dónde está esa huella cuerpo a cuerpo? Quiero decir, todavía no estábamos criadas por el padre, así que es un viaje muy grande para las mujeres hacia la heterosexualidad… Lo que pasa es que se añade una capa de heterosexualidad sobre ese primer vínculo. Tú no renuncias del todo a ese apego tan íntimo con otra mujer.

Por supuesto, la noción que la sexualidad puede cambiar por completo no es bienvenida por todos, como dice Diamond, “A pesar que hay mayor aceptación de la que había hace 20 años, la sexualidad entre personas del mismo sexo está todavía muy estigmatizada, y la noción que puedes no saber todo lo que hay que saber sobre un asunto tan íntimo y personal puede aterrorizar al individuo, es algo realmente difícil de aceptar.” De ahí el por qué es tan importante la investigación y la divulgación en ésta área. Cuando fue publicada la primera edición del libro de Strock, “Una mujer vino a mí aferrada al libro y sollozando”, ella dice, “pensó ser la primera mujer casada que se enamoraba de otra mujer, no tenía con quién hablar, no sabía dónde acudir, así que decidió que lo mejor era suicidarse una noche en la cual sabía que su esposo e hijo llegarían tarde. Ella regresaba del trabajo, pensaba que por última vez, y pasó frente a una librería que exhibía mi libro. Se dio cuenta que no era la única y decidió vivir.

Todas las lesbianas tardías con las que he hablado han encontrado la felicidad en sus diferentes caminos. Strock es todavía una lesbiana y sigue casada con su esposo que sabe de su sexualidad. “Él nunca me echaría, yo nunca lo echaría a él”, ella dice, “así que hemos redefinido nuestra relación. Soy lesbiana pero compartimos una casa, tenemos habitaciones separadas, tenemos dos nietos y nuestra situación no es única.” La mayoría de las mujeres con las que he hablado estaban en relaciones felices y largas con otras mujeres y han hallado una satisfacción nunca antes experimentada en sus relaciones previas.

Mientras algunas personas lo hallan amenazador”, dice Diamond, “otras lo encuentran excitante y liberador, y creo definitivamente que para las mujeres en su adultez media y posterior, encontrar cambios en su sexualidad pueda ser probablemente enriquecedor. Somos una sociedad a la cual no le gusta el envejecimiento. Nos gusta que la gente sea joven, núbil y atractiva. Y creo que la noción que tu sexualidad pueda experimentar esas posibilidades excitantes y expansivas en una etapa en la que la mayoría de la gente supone que las mujeres no son ya atractivas sexualmente y están cerrándose en ese aspecto, es potencialmente una noción muy liberadora para las mujeres. Tu futuro sexual puede ser realmente muy dinámico y excitante, y lo que fuere que hubiere ocurrido en el pasado no es el mejor pronosticador de todo lo que alberga el futuro.


Nota del Traductor:
* Teniendo en cuenta el momento en que fuera escrito el artículo, se remonta a agosto del 2010.

Autora: Kira Cochrane.
Link del artículo original aquí.
Agradezco la colaboración de Selenio Escrito en la excelente traducción.

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