sábado, 10 de agosto de 2013

Sobre cómo más sexo con más gente fue bueno, luego malo, luego feo

Una actualización respecto a mi vida de relación abierta.


Allí, discutí tanto mi deseo hacia, y mi titubeo por, experimentar este tipo de relacionamientos. En aquel momento, mi pareja y yo aún no habíamos estado completamente comprometidos con la idea. Unos pocos meses después de salir el artículo, ambos estuvimos de acuerdo de que era tiempo de poner lo que creíamos en teoría en una práctica basada en la realidad.

Ambos sentimos que si no nos lanzábamos a ello, terminaríamos arrepintiéndonos por ello; preguntándonos cómo hubiese sido nuestra vida si no lo hiciéramos.

Así que, pasamos de ser una pareja monógama a compañeros poliamorosos.

No creo que ninguno de los dos estaba realmente preparado para lo que pasó.


A veces la teoría es mejor que la realidad.

A veces la teoría puesta en la realidad ayuda a exponer problemas escondidos dentro de lo que se dice realidad.

En otras palabras, juntos experimentamos lo bueno, lo malo y lo feo.

La relación terminó, pero me gustaría tomarme un momento en discutir lo que aprendí de nuestra experiencia.

Una digresión vital:

       Ahora, déjenme dar marcha atrás por sólo un segundo y salirme del closet a todos }    
       ustedes... soy pansexual. Esta es una sexualidad de la que la mayoría de la gente 
       puede no haber escuchado o no la entiende, pero básicamente estoy atraída a la gente 
       sin importar su identidad sexual, y no creo en atenerme a nuestra binaria construcción 
       social de género.

Esencialmente, si eres bello/a (lo cual es una teoría totalmente diferente por la que puedo ir en algún momento más adelante), entonces probablemente me sienta atraída a ti.

Como sea.


Lo bueno: Más sexo con más gente.

El poliamor no se trata sólo de sexo. El poliamor básicamente significa amar a más de uno, esto es, desarrollar relaciones con personas con un nivel de intimidad más fuerte que el de la amistad - sea sexual, emocional, espiritual o alguna combinación de estos factores.

Ninguno de nosotros estaba buscando sólo salir y coger. Estábamos buscando expandir la intimidad. Y, lo hicimos. Conocimos a una mujer poliamorosa y los tres juntos desarrollamos una significativa e íntima relación.


Lo malo: Defectos y garras expuestas.

Durante la experiencia de esta triada, se volvió claro que nuestra relación existente tenía algunos asuntos subyacentes que ninguno de nosotros había visto antes. Los más importantes elementos de cualquier relación - monógama o la que sea - son la comunicación abierta, la honestidad y la confianza. En el poliamor, se establecen reglas y límites específicos; al igual que en la monogamia, excepto de que los límites se extienden más allá de la pareja primaria y se supone que debe ser discutida con todas las partes envueltas.

Los tres importantes elementos fueron rotos eventualmente.

Mientras estaba en casa visitando a mi familia, mi pareja empezó a ver a alguien más sin informarme. Cuando eventualmente dijo que estaba pasando el tiempo con ella, falló en elaborar qué significaba eso. Le dije que dado que yo no estaba allí, me sentía incómoda con cualquier cosa que sucediese entre ellos dos y que prefería que no la vea hasta que pudiésemos hablar cara a cara sobre la situación. No le importó lo que prefería. Salió con ella igual.

Su falta de comunicación, de honestidad y su traición a mi confianza esencialmente fue el empuje que terminó nuestra relación. (La mujer que estaba en la triada con nosotros estuvo triste por todo lo que sucedió, pero también apoyó mucho y confortó durante ese tiempo, y sigue siendo una amiga.)


Lo feo: El rompimiento es (algo así como) difícil de superar.

Aunque esos tres elementos importantes fueron rotos (junto con mi corazón), efectivamente probaron de que en realidad no estábamos bien, juntos. Sentí que actuó de una forma tal que, conscientemente o no, él sabía que esto terminaría empujándonos hacia la terminación de nuestro relacionamiento en vez de terminarlo por sobre "diferencias creativas" o "dejar atrás uno al otro" - cosa que hicimos. Sé que no todas las relaciones tienen un "momento" como ese, que les empuje a su punto de quiebre, pero muchas sí. Creo que tiene que ver con un miedo a lo desconocido; una incomprensión del amor - tanto hacia uno como hacia otros; una aprehensión, algo de confusión y la pérdida de una identidad.

Por supuesto que yo no fui perfecta en la relación; sería erróneo para mí fingir que hice todo bien. Las relaciones se supone que deben ayudar a los otros a convertirse en lo mejor de sí mismas; sentí que mi mayor falla fue que hacia el final empecé a perder interés en quien él se estaba convirtiendo. No tenía más el mismo entusiasmo en su trabajo y más bien tenía una actitud negativa hacia sus deseos por el futuro. Tal vez la negatividad surgía de una comprensión subconsciente de que nos estábamos separando. Al mismo tiempo, estuvimos juntos por más de cinco años así que otra parte de mí pensó que era sólo una mengua natural en nuestra relación de largo plazo que volvería. Estaba equivocada.

La gente siempre me hace la misma pregunta: ¿Pensás que ustedes dos lo hicieron como un medio para llegar a un final?

No, aunque a veces me pregunto si él sí - razón por la que creo que es probablemente más fácil pasarse a una relación poliamorosa juntos en vez de tomar una relación monógama existente y volverla poliamorosa. Pero otra vez, depende de la situación y de la gente implicada.

¿Dónde estoy ahora?

¿En qué me quedé pensando?

¿Volveré a probar el poliamor o alguna estructura relacional alternativa?

Con seguridad.

Rompimos. Me mudé de Boulder a Denver y ahora estoy practicando el arte de ser una promiscua soltera con principios. Le digo a la gente que soy una Casi Promiscua con Principios porque mi acercamiento a la soltería me ha traído desafíos y situaciones que me están forzando a desarrollar continuamente mis habilidades de comunicación. Y me tomó un buen tiempo descubrir lo que realmente quería y con quién hacer lo que quería.

Tengo planeado estar soltera por un tiempo - tal vez el resto de mi vida. Esta no es una afirmación dramática hecha porque estoy asustada de ser lastimada otra vez. Es una afirmación motivada en la verdad basada en quién soy como persona. Y estar soltera no significa estar sola. (Tampoco significa que no seré lastimada.)

No creo que la gente le dé a la vida de soltero la suficiente oportunidad y quiero explorarla más. 

Estoy disfrutando ir a citas con personas y aprender - acerca de ellas, acerca de mí, acerca de la vida.

Estoy disfrutando pasar tiempo sola reconfigurando quién soy y quién quiero ser.

Estoy disfrutando hacer nuevos amigos y desarrollar la lealtad, el afecto, la amabilidad a un nivel más profundo.

No me estoy rindiendo al amor; solo le estoy haciendo trabajar para mí - incluso aunque vaya contra las expectativas de la sociedad - porque sí, estuve realmente decepcionada y lastimada de que la relación terminó y que el poliamor no funcionó para nosotros. Realmente quería que vayan la teoría y la realidad a la par. Todavía creo que es posible, de que muchas diferentes configuraciones de relacionamientos son posibles si estamos abiertos a ellas; si estamos abiertos a experimentar lo bueno, lo malo, lo feo y crecer, aprender, transformar quienes somos y cómo nos amamos unos a otros. No siempre funcionará, pero eso no significa que no valga la pena.

Mucha gente no se siente cómoda en relacionamientos monógamos (héteronormativos), y a través de la práctica de intentar distintas maneras de ser y mostrar amor, cada uno puede encontrar lo que mejor funciona para la más feliz y alegre faceta de nosotros mismos.


Autora: Krystal Baugher
Artículo original en inglés.

viernes, 9 de agosto de 2013

El abuso es abuso aunque provenga de una mujer

No puedo evitar notar un doble rasero aquí.

En las semanas que pasaron desde que escribí un artículo sobre abuso doméstico y específicamente el incidente en Londres que implicó un altercado entre la famosa chef Nigella Lawson y su ahora ex marido, Charles Saatchi, otra pareja de celebridades está implicada en un supuesto episodio de abuso doméstico.

A diferencia de la situación de Lawson, sin embargo, el supuesto abusador fue arrestado porque alguien llamó a la policía a reportar una pelea. Según los reportes policiales, la víctima tenía una nariz sangrante y marcas de mordeduras visibles en el cuerpo. También hubo un par de cosas más que diferenciaba la situación de la de Lawson: la víctima, Evan Peters, era hombre y su supuesta abusadora, la actriz, Emma Roberts, era mujer.

Comparar y contrastar los reportes de los medios siguiendo el arresto de Roberts y el incidente Lawson fue quitarme un velo respecto a cómo ve el público en general la violencia doméstica y las manos de una mujer. En contraste con numerosos artículos y editoriales a ambos lados del Atlántico impulsando a Lawson a dejar a su marido y marcándolo como un abusador, las noticias siguiendo al otro caso fueron amplios reportes de "amigos" afirmando estar "preocupados" acerca del supuesto comportamiento de chica fiestera de Roberts y los efectos que podían tener sobre ella más que en Peters y de que ella y Peters tienen una relación "extrema" y "pasional". Representantes de los dos dejaron en claro que la pareja no planeaba separarse y están "trabajando para superarlo".

Como feminista y superviviente de violencia doméstica, no puedo evitar notar un doble rasero aquí. Dada la violencia que se supone tuvo lugar, que podría decirse que parece ser más extrema que el abuso cometido a Lawson, la única razón que puedo pensar de eso es que los medios no están pegando el grito al cielo y demandando que Peters deje a su pareja abusiva porque Roberts es una mujer: en una nota más preocupante, el visible doble rasero de los medios de ambas situaciones refleja la negativa por muchos de admitir que 1. los hombres pueden ser víctimas de violencia doméstica y 2. quienes perpetran estos abusos pueden ser mujeres.

Cuando muchos de nosotros imaginamos la violencia doméstica, solemos pensar en una mujer arrodillada en una esquina y/o huyendo de miedo de su abusivo esposo o novio. Pocos piensan en un hombre en esa situación incluso aunque algunos estimen que tanto como uno de cada tres hombres pueden ser víctimas de abuso doméstico.

Como su homólogo masculino, las abusadoras vienen de todo tipo de contextos socioeconómicos como sus víctimas. Como descubrí recientemente, las víctimas pueden incluso ser personas que conoces de las que jamás pensarías podrían estar soportando abuso doméstico.

Poco después de haber escrito mi artículo, me volví a conectar con alguien a quien conocí hace muchos años atrás en la universidad. Se había separado recientemente de una mujer a quien también conocía de aquel tiempo. Tan pronto como nos encontramos, compartió conmigo que durante sus años juntos, había sido golpeado y abofeteado por su mujer en un montón de ocasiones, incluso en público.

Me horrorizó esto. Expresé mi empatía por haber sido víctima de violencia doméstica, pero él se puso con los pelos de punta cuando lo dije. Intentó justificarlo diciendo que "probablemente me lo merecía" por decir algo objetable y lo minimizó diciendo, "Bueno, vos sabés cómo era ella. Siempre fue tan apasionada".

Como mujer apasionada que soy, no me tragaba esta excusa. Le pregunté a quemarropa: Si en este caso fuera yo o cualquier otra mujer la que habla acerca de su ex esposo así, ¿negarías que fue un abuso?

Su respuesta fue rápida: "No, no lo haría. Lo llamaría abuso doméstico."

Ser una víctima de violencia doméstica es humillante para cualquiera de cualquier sexo, pero ser un hombre en esta posición puede ser incluso más difícil. Podría ser preguntado por otros hombres: "¿por qué no podés controlar a "tu" mujer?"  También, el hecho de que los hombres usualmente tienden a ser físicamente más fuertes hace dudar a muchos hombres y mujeres acerca de sus afirmaciones y preguntarse por qué no lucharon o no se protegieron.

Lo triste es que muchos no entienden que los abusadores de ambos sexos operan sobre el miedo y el control. Muy pocos abusadores parten inmediatamente del abuso a sus víctimas. A veces es un proceso en el que ganan la confianza y el afecto de sus futuras víctimas antes de mostrar sus verdaderas personalidades.  Como las mujeres, las víctimas hombres pueden llegar a creer que no pueden vivir sin la mujer abusiva. La idea de que los hombres simplemente no les es tan difícil los rompimientos tanto como a las mujeres es falsa, especialmente dado que los hombres en realidad tienen más probabilidades de cometer suicidio luego de un divorcio que las mujeres.

Es así que si alguna vez intentamos acercarnos a una sociedad donde sea eliminada la violencia doméstica, necesitamos reconocer que la violencia doméstica es un igual destructor de oportunidades de personas de ambos sexos. Necesitamos decirles a nuestros niños, empezando cuando son muy jóvenes, de que no hay nada de "lindo" o "divertido" en golpear o abofetear a alguien en la ira incluso aunque la cultura popular a veces representa a hombres que reciben bofetadas en el rostro de una mujer airada como que de alguna manera se lo merecen.

Últimamente, necesitamos seguir diciendo de que el amor nunca debería lastimar sin importar el sexo de las personas implicadas.


Autora: Kimberly Lo
Artículo original en inglés.

Flotante