miércoles, 1 de mayo de 2013

Más allá del poliamor

Cuando empecé por primera vez a pensar acerca de la no-monogamia a principios de los ochentas, pensé que mi dirección iba más allá de las limitaciones de la monogamia. No estaba sola. Una generación anterior de pioneros, inspirados por Robert Rimmer y Robert Heinlein han estado produciendo artículos, libros, y boletines titulados "Más allá de la monogamia" desde los primeros años de los setentas. Una de mis primeras movidas fue adoptar el término no monogamia responsable, para diferenciar mi área de interés de lo que yo consideraba la variedad menos noble de la monogamia. Pienso que todos los que estábamos en la escena a mitad de los noventas soltamos un gran suspiro de alivio cuando la palabra poliamor se puso de moda y nos pudimos liberar cuanto menos de las sombras de la monogamia

Una década más tarde. Luego de cerca de veinte años de caminar pesadamente en territorio poliamoroso, y observando ola tras ola de nuevos exploradores tropezando a través de las mismas junglas por las que me hice camino, me empecé a preguntar, ¿y luego qué? Mientras la libertad de explorar el poliamor es crucial tanto para la evolución espiritual como para la cultural, creo que es un error ver al poliamor, como sea que quieras definirlo, como el destino final.

Hay una vieja historia de una niña altamente optimista que pidió al Papá Noel un pony para Navidad. Se levantó ansiosamente en la mañana de Navidad y corrió escaleras abajo para abrir sus regalos solamente para encontrarse con un gran montón de estiércol de caballo. Sus desconcertados padres le preguntaron por qué saltaba arriba y abajo con emoción y gratitud en lugar de sentirse decepcionada. Su respuesta fue que con toda esa mierda debía haber un pony por allí cerca.

Para mucha gente, el poliamor es un poco así. Están esperando grandes cosas - más amor, más sexo, más familia, más diversión, más placer, más emoción. Lo que encuentran es más celos, posesividad, manipulación, control, egocentrismo, mentiras, melodrama, caos, luchas de poder, y dolor. Las cosas buenas pueden estar también ahí, pero usualmente firmemente atadas a las cosas no-tan-buenas. Con certeza no hay ponies sin caca de pony. El poliamor puede ponerte cara a cara exactamente con aquello que no querés ver. Se necesita enorme optimismo para seguir creyendo que hay un pony alrededor en algún lado cuando estás inundado de estiércol de caballo. ¿Dónde está la línea entre el optimismo y la negación? La verdad puede ser que que no existe pony. O que realmente querías un perrito. La verdad puede ser que no hemos escapado de las sombras de la monogamia después de todo.

Para bien o mal, el mundo del poliamor ya no es nuevo ni emocionante para mí. No es que ya esté cansada de esto, no más de lo que podría estarlo de respirar. El amor fluye y nada de lo que pueda decir va a cambiar eso. Por el contrario, el mundo del espíritu me está llamando y la intriga romántica no. Mi naturaleza es seguir explorando, seguir yendo más allá del más allá, a aventurarme en territorio desconocido. Consideremos la siguiente carta que recibí recientemente de un nuevo "recluta":

"Este estilo de vida monogamia versus poliamor es totalmente nuevo para mí, y debo admitirlo, se me ha sido traído pataleando y gritando. Estoy mucho más relajado en la idea/estilo de vida ahora, pero aún tengo preguntas, sentimientos cómicos, y aversiones.

Veo que el poliamor es excitante y eso puede avivar el hacer amor. Nuevos compañeros, nueva energía, todo el entusiasmo de la primera vez, ser vulnerable con alguien nuevo y aprender acerca de ellos y acerca de vos en las relaciones y en la reflexión sobre ellos. Todo el flirteo, el coqueteo y cosas así.

Tal vez simplemente no he conocido suficiente gente que esté en este estilo de vida alternativo, pero mucha de la gente que conocí está buscando la única, profunda y comprometida relación. Han pasado por muchos compañeros y están buscando la estabilidad, el compromiso, y el "amor maduro" de una persona.

Muchas de las personas poliamorosas que conocí son emocionantes, excitantes, creativas, individuos sabrosos, pero siento que parte de ello es una máscara, y debajo tengo el sentimiento de una profunda tristeza.

Así que sí, las relaciones monógamas tienden a aflojar algo de la emoción y la excitación y lo sabroso de las nuevas relaciones, así que veo que algo debe hacerse para mantenerlas emocionantes. Tal vez nuevos compañeros sea la manera. Pero también veo que el compromiso a largo plazo permite a ambos compañeros la seguridad de estar allí afuera en el mundo desde un lugar estable. Así que no hay respuestas aquí, sólo algunas observaciones."

Suficientemente cierto. Amé esta carta de un hombre cuya mujer de dieciséis años decidió que quería probar el poliamor por su deseo de sólo ver de qué se trataba. Y de lo que se trataba para él era una siempre presente polaridad monogamia/poliamor. Cambiar el nombre de no monogamia responsable a poliamor no hace que esta comparación desaparezca. En la mayoría de la mente de la gente, la monogamia y el poliamor son puntos de vista opuestos. Contrarios.

El problema es que retroceder del poliamor y tratar de escapar a las comodidades de la monogamia no nos libera de esta profunda tristeza que observó. Desde mi visión, esta tristeza no está causada por el poliamor. Por el contrario, es dominante en toda nuestra total y confusa cultura. 

El Instituto Nacional de Salud reconoce que tenemos una epidemia de depresión en este país*. El poliamor nos agita lo suficiente para quebrar la máscara y revelar la tristeza que subyace, pero no es la causa ni la cura.

Como me contaron mis primeros profesores en este extraño territorio muchos años atrás, si mirás hacia tu(s) relación(es) para conseguirte felicidad, tarde o temprano te decepcionarás. Traé tu propia felicidad a tu(s) relación(es) y cada uno crecerá. Éste es el nuevo paradigma. Es un cambio genuino de corazón. Pero no queremos cambiar nuestros corazones. Es mucho más fácil dejar que nuestras mentes jugueteen con una nueva idea que creemos nos traerá felicidad pero es en realidad sólo la vieja idea con algunos nuevos giros.

La mayoría de la gente a la que veo experimentando con el poliamor hoy día han vislumbrado otra manera de amar y vivir con más libertad y más amor. Pero quieren llevar sus creencias y comportamientos familiares, confortables, seguros y estables consigo a este nuevo mundo. No funciona... No podés mezclar paradigmas. O por el contrario, podés pero terminarás con las viejas. Como un gen dominante, el viejo paradigma coloreará todo lo que toca con su aura dominante. 

Lo cual nos regresa a la pregunta de qué sigue. ¿Qué hay más allá de la monogamia y el poliamor? ¿Más allá de las luchas de poder? ¿Más allá de la Jungla de Celos y el Desierto de la Culpa? En otras palabras, ¿dónde encontrás tu propia felicidad?

No puedo decirlo con seguridad porque todavía estoy buscando, pero cuanto más estoy en este viaje, más aparente se vuelve el que las respuestas están todas en el interior. Cómo podríamos esperar encontrar dicha conyugal con un compañero, por no decir a muchos compañeros, cuando no hemos gestionado una unión sólida entre el masculino y el femenino interior. A veces, cuando hablo a la gente sobre este Matrimonio Interior, logran concebir la idea sobre entrar en contacto con la Hembra Interior o el Macho Interior. Algo como una variante sobre entrar en contacto con el Niño Interior. Esto es todo bueno, y el Matrimonio Interior va más allá de abrazar tus cualidades de género cruzado.

Por el contrario, este Hieros Gamos o Matrimonio Sagrado es una trascendencia de nuestros patrones dualistas de pensamiento. Un fin a la batalla entre nuestras naturalezas animal y espiritual. Un abrazo simultáneo de la onda y la partícula. Una combinación de los hemisferios derecho e izquierdo. Una fusión de ego y esencia en un todo armonioso. Es acerca de cambiar tu mente y tu corazón. Es acerca de emparejarte con tu propia alma. Es acerca de la experiencia, no de las palabras, pero con esperanza estas palabras pueden colocarte allí.


* La autora se refiere a los Estados Unidos.

Traducción del artículo original en inglés. Autora: Deborah Anapol. 

Flotante