sábado, 15 de junio de 2013

¿Liberación masculina?

En el artículo anterior se esbozaba un cuadro introspectivo del sentir del hombre desde la percepción (bastante perspicaz y si no en el ojo, cerca, a mi entender) de una mujer. Dado que mucho se suele criticar el accionar masculino, e interpretarlo desde superficiales comprensiones sin indagar seriamente en esos comportamientos. Y es que debemos hacer un mea culpa: en general suele tratarse de igual manera el accionar femenino. Sin embargo, tal tratamiento suele ir revestido de la caballerosidad que culturalmente le favorece a la mujer, se le suele dispensar con juicios condescendientes por ser del sexo "débil".

Hoy quiero exponer otro punto que suele olvidarse desde lo que llaman en sectores progresistas: crítica al patriarcado. Y es que tal crítica se concentra en la opresión que recibe la mujer culturalmente, yo sostengo que tal entidad (el patriarcado, digo) también ejerce su presión sobre algunos especímenes de la "clase opresora" (el hombre), revistiéndolo de roles y encasillándolo, asignándole un papel que define su valor como tal. Es lamentable ver que la generalidad de la sociedad cae tan fácil en el juicio por la máscara, y no por la actuación.

Tomemos en cuenta el tema de las infidelidades, es tal la presión cultural machista manifiesta, que está visto como normal, el que el hombre sea el que tenga muchas mujeres. Esto con la consabida contrapartida femenina, si es mujer la que frecuenta a varios hombres, es criticada, mal vista. Pero la pareja estable, marido o novio, que resultare engañado por esta mujer, es rebajado, es objeto de burlas entre sus congéneres. El cornudo puede verse como poco hombre, que no es capaz de satisfacer a su mujer, y menos de "poner en su lugar" a una mujer, rescatarla, recatarla. 

También desde esa perspectiva, esos roles pueden incidir negativamente a la hora de romper esquemas, maneras distintas de relacionarse. Así, una persona interesada en incursionar en las relaciones abiertas o cerradas múltiples podría ser vista, de ser mujer como fácil, o si es hombre, como una persona machista que solo busca satisfacer sus aires de macho latino, picarón. 

Hasta es socialmente aceptable, en cierto nivel, que la mujer golpee al hombre (una bofetada por ejemplo). En cuanto el hombre ponga resistencia, aún cuando sea pasiva, y la mujer resulte de alguna manera dañada físicamente, el hombre puede estar en problemas. Recuerdo un enfrentamiento con una pareja, donde su inquisición insistente chocaba contra un bloqueo comunicativo por parte mía, por lo que opté por retirarme. Pero ella no me permitía salir del cuarto, se interponía entre yo y la puerta. La tomé a la fuerza lo más suave que pude, y la desplacé lo suficiente para poder salir antes que ella pueda retomar su posición. En la rabia del momento -aunque no descarto la manipulación- me echó en cara haberla "tocado", como violentándola físicamente. 

Paso a enumerar los puntos que, a grosso modo, sustentan mi tesis:

- El hombre siempre debe estar dispuesto sexualmente. Nada de estrés, mal humor o cansancio, no señor. El hombre es una máquina sexual que debe estar preparada y lista para arrancar, como un auto.

- El hombre siempre debe dar el primer paso en la relación. La mujer puede estar quemándose en su sentimiento, pero empapada como está de su papel, esperará porque es "como debe ser". Es como si supusieran que si es de otra manera, la relación tiene menos posibilidad de alcanzar el "éxito" (lo que sea que eso signifique, tal vez subir la escalera de las relaciones), o dicho de otra forma, pareciera que suponen que el hombre estará menos motivado, sentirá que la mujer vale poco, si es que es ella la que da el primer paso, y la relación estará marcada por el fracaso, tarde o temprano.

- El hombre debe demostrar poder y fortaleza. Suele ser patente que el hombre se siente disminuido cuando su pareja gana más que él. También sucede a veces que la mujer desprecia al hombre que está a su lado porque gana menos que él. Hace poco una persona me decía: "yo tengo suerte de ser mujer, puedo quedarme en casa si no tengo trabajo", palabras más, palabras menos, de una mujer casada. Esa demostración de poder, además de ser "externa" debe ser "interna", es decir, el hombre no puede demostrar miedo, no puede llorar, demostrar inquietudes o incertidumbres, si es que vale algo, claro. El hombre entonces debe hacer malabares y equilibrismo para poder compaginar lo que se espera de él culturalmente, con las nuevas exigencias modernas, donde se espera que el hombre se exprese más, diga lo que sienta. Muchos en realidad no están preparados para lidiar con la realidad de un sinceridad cabal, es mejor estar cómodos en el papel, que desvelar los hechos.

- El hombre debe ser caballeroso. A mi entender, lo ideal debería ser que cualquier persona debería ser atendida si tuviese algún tipo de debilidad o dificultad, sea del sexo que fuere. Y si es una mujer de mediana edad, y sana, pues que viaje parada, su dinero vale tanto como el mío. 

Las atenciones no pasan de ser etiquetas, formalidades, pomposidades, pero que tienen éxito a la hora del levante. Entre ellas está levantarse del asiento para saludar, retirar la silla para sentarse, ceder el asiento, y por supuesto, pagar. Pagar todo. Este enfoque despoja a los seres, individuos, de su condición de iguales y los divide en privilegiados y obligados (por llamarlo de alguna manera). El hombre debe pagar el motel, la cena, el cine, lo que sea, y está "bien". Si la mujer paga todo, él es un aprovechador. Afortunadamente me tocó "pelearme" con mujeres porque no me permitían pagar su parte, se siente bien, mi aprecio y respeto hacia ellas es enorme, y creció aún más ante la intención de mantener la equidad. Entiéndaseme bien: no estoy en contra de las manifestaciones de esmero, o las atenciones, para nada. Estoy en contra de que existan preceptos, reglas "de partida", que sea lo que se espera del hombre en una salida a la hora de poner la lana. Creo que está bien que quien invite, además proponga pagar, no que el invitado suponga que quien invita paga automáticamente. También creo que de partida está bien suponer que cada uno paga lo suyo, y en todo caso se negocia pagar todo a la hora de la despedida.

Recuerdo las palabras de una mujer pareja de un amigo: "Tenés suerte de tenerme, mucha gente se muere por estar conmigo, así que cuidame". Que un carruaje venga y se la lleve al más oscuro confín, habrase visto. Más allá de que pueda ser o no cierto, las pretensiones de princesita siempre son ridículas. De ser cierto, también lo era para él, hombre solicitado era. La perogrullada manifiesta tenía fines de manipulación.

Algunas se suben al carro del feminismo proclamando a los cuatro vientos la igualdad, pero no dudan en acogerse a los privilegios que le otorga la cultura tradicional a la figura de la mujer. Las manifiestaciones externas, de poder y de trato privilegiado a la hora del coqueteo dan pie a vacíos protocolos, caldo de cultivo de engaños y sensación de que manifestaciones pecuniarias tienen algún valor desde lo afectivo, o peor aún, que deberían tener alguna contrapartida húmeda. Y es que todavía rige eso de que la primera impresión es lo que vale, no debería sorprender que tanta gente termine decepcionada de sus parejas, y hasta del sexo opuesto.

La intención del texto para nada es disputar espacios ganados en favor de la igualdad de la mujer, sino simplemente el de poner un poco de justicia en el marcador.

Comentario final. No soy amigo del género, ni suelo recomendar los libros de autoayuda, sin embargo, para quien sienta la inquietud que aquí planteo, puedo recomendar el libro "Esta noche no, querida", de Sergio Sinay. Un approach sereno al asunto, sin ninguna intención de polémica ni confrontación. 

4 comentarios:

  1. Coincido con todas tus palabras, como dije en el post anterior, el hombre también sufre el patriarcado. El único que lo ve como un privilegio es el hombre machista.

    A mi la que más me molesta es la que compara al hombre con un animal, como si fueran esclavos de instintos e intuiciones libidinosas sin distinción de personalidades. Como una versión sexual del Yeti que no puede refrenar su calentura, sus "necesidades" (que gracioso, suena escatológico....) Pero me molesta especialmente no solo por el hecho que da pie a la sociedad para justificar engaños, sino que se lo utiliza tambien para "explicar" violaciones o conductas sexuales agresivas.

    ....
    Los hombres también deben disfrutar que se los pase a buscar en auto, que se los seduzca dando un primer paso, que se le traiga una flor! Los hombres deben disfrutar que les preguntes qué les gusta, y que no los encasillen en conductas infelices o vacías.

    Saludos, un gusto leer com siempre!

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  2. Emotivas tus palabras Carito... pero no faltará el que me tilde de princesos... jajaja. La vez pasada mi novia llevó a mi niño al doctor, le sacó el pañal para examinarlo, la doctora lo mira un par de segundos y luego le dice: "Ponele ya el pañal, uno nunca sabe, los hombres son traicioneros desde chiquitos ya". En fin, suele faltar autocrítica y un poco de comprensión en gente así. Gracias por comentar y me parece genial que congeniemos.

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  3. Doctor encima? Hombre? Ah bueno!
    Me parece que está proyectando un poquito, jejeje.
    Saludos! :)

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