miércoles, 26 de febrero de 2014

¿La fórmula de la felicidad? Un matrimonio duradero y un amorío con mucho sexo.

En un extracto de su nuevo libro, la controversial socióloga dice que es tiempo de rehacer las reglas maritales, con una forma radical de repensar la fidelidad.

Por Catherine Hakim.


El escenario es un rincón tranquilo de un restaurant italiano de la ciudad; los actores son George, un especialista en Tecnologías de la Información, y Zoe, quien lleva un lindo vestido y una gran sonrisa. Beben una botella de buen vino, uno especial, mas cuando van por el café él se le encima y la besa en la boca. Ella lo sorprende con otro beso por respuesta. Para los transeúntes puede ser la clásica escena de apertura de un romance tradicional.

Sin embargo, los dos están respectivamente casados con otras personas, de las cuales no tienen intención de separarse. Ellos disfrutarán del botín, de los beneficios de una relación, desde llamadas telefónicas íntimas a compras navideñas y, por supuesto, sexo constante, pues ya ha sido acordado desde el principio. De hecho, ellas están en un playfair, un amorío del siglo XXI en el cual los posibles adúlteros se encuentran mediante sitios web de citas especializados, para disfrutar la excitación de una relación ilícita sin ninguno de los efectos desagradables de lo doméstico.

Junto a la revolución de las citas por Internet, esos playfairs son evidencia de un cambio dramático en los matrimonios británicos. Mientras los sitios de citas de Internet abren una vitrina virtual de posibilidades sexuales, mientras la esperanza de vida sigue aumentando y mientras nos volvemos cada vez mas conscientes en lo sexual, ¿Cómo podemos seguir dando por válidas las reglas viejas de la fidelidad que vuelven al matrimonio una prisión? ¿Por qué no podemos ser capaces de recapturar el embriagante entusiasmo de la juventud, mientras conservamos la seguridad de una vida casera?

Ha llegado el momento, junto a la tecnología, de reescribir las reglas del matrimonio del siglo XXI. Así como la píldora anticonceptiva abrió cauce al sexo premarital en los sesenta, Internet está permitiendo toda una nueva cultura de amoríos entre gente casada. El sexo se ha convertido en una de las principales diversiones de nuestros tiempos, accesible a todos, casados o no, ricos o pobres. Es tiempo de empezar a pulir nuestras habilidades de seducción y unirnos al juego.

Son las naciones mas puritanas, entre ellas Inglaterra y los Estados Unidos, las que han resistido tradicionalmente a la idea del adulterio. Aquí las parejas encaran los retos del cuidado de los niños, las presiones laborales, las crisis de los cuarenta y un descenso del sexo marital en medio de una situación general represiva de los complejos anglosajones sobre la infidelidad, vistos siempre en términos peyorativos como "engaño".

Y lo hacen a un costo. Las estadísticas confirman que las tasas de divorcio en Inglaterra y los Estados Unidos están entre las mas altas del mundo. Alrededor de la mitad de los matrimonios norteamericanos se divorcian, seguido de cerca por el tercio de los británicos, trastabillando por presiones reñidas con la realidad, camas maritales célibes y reacciones drásticas y desmedidas a las infidelidades.

Siempre me ha desconcertado el punto de vista inglés, amargo y rígido, sobre los amoríos. El amor marital por sí solo raramente provee por igual sentimientos exaltados, arrebatos de delicia y pena asociados al amor y al romance. Los amoríos tienen entusiasmo, el sentirse vivo, seducción, coqueteo, amor, afecto, éxtasis sexual, lujuria, sigilo, erotismo, fantasía, peligro, aventura, exploración y el rechazo determinante de envejecer de manera grácil.

Existe evidencia que mientras hayan actitudes mas permisivas dentro de un país dado, los matrimonios son de mayor duración. En Francia a un amorío se le llama aventura, una palabra libre de insinuaciones de traición. Se estima que una cuarta parte de los hombres y las mujeres allá están envueltos en amoríos en un momento dado. Ciertamente, lo común de los amoríos se denota en el concepto de le cinq à sept, el intervalo mágico de cinco a siete de la tarde cuando los hombres ven a sus amantes.

En Japón la tradición de las Geishas ha evolucionado en una sociedad moderna donde el sexo es visto como un placer para ser disfrutado. Allá la pornografía es consumida abiertamente, tanto por mujeres como por hombres, en el metro y en otros lugares públicos. El sexo está presente en todas partes y además está claramente separado del matrimonio.

Al mismo tiempo, los países nórdicos están bien adelantados al respecto. Las parejas discuten abiertamente sobre relaciones paralelas a sus matrimonios. Estas abarcan un rango desde amoríos de años con colegas de trabajo a escapadas de días festivos. Casi la mitad de los hombres finlandeses y cerca de un tercio de las finlandesas han tenido una relación paralela significativa. Cabe destacar que el matrimonio es una institución protegida y respetada en esos países, donde las familias pueden funcionar y desarrollarse sin ningún riesgo.

Y no ignoremos el pasado al dibujar el mapa del adulterio del siglo XXI. Si Internet ofrece línea directa para los amoríos, con una proliferación de sitios para adultos buscando parejas sexuales fuera de sus matrimonios, vale recordar que nuestros ancestros de abolengo practicaban una versión privilegiada de eso. Los emperadores retozaban con cortesanas, los reyes escogían a sus esposas para maniobras políticas y a sus amantes por compañía, la aristocracia se casaba por dinero y tenían amantes por placer.

¿Por qué han resistido por tanto tiempo las parejas británicas modernas? y ¿Estarán ellas listas para este enfoque del siglo XXI del matrimonio? Inevitablemente se plantea la cuestión de la moralidad. Ni siquiera con la religión perdiendo su influencia, los británicos se han mantenido tímidos en cuanto a abrirse al sexo como placer, tercamente juntando sexo con procreación.

También está la legión de terapeutas y consejeros que continúan promoviendo su agenda secreta de la monogamia exclusiva forzosa. Esta actitud aguafiestas plantea que los amoríos son escapismo desviado y fantasías sin mérito para las personas que no han madurado del todo. Esos consejeros forman una especie de policía emocional e intelectual, intentando mantenerle la puerta cerrada a la infidelidad.

En el interín, las feministas británicas ya han perdido la oportunidad de encontrar una nueva clase de sexualidad moderna y apropiada al siglo XXI. En la práctica, el feminismo anglosajón nunca se liberó de la moral puritana que desdeña o rechaza todas las formas del placer considerándolas pecaminosas.

Pero el sexo ya no es un asunto más moral que comer un buen almuerzo. El hecho de que la mayoría de las comidas las tengamos en casa con cónyuges y compañeros no excluye la posibilidad de comer afuera en restaurantes para probar diferentes platos y ambientes, con amigos o compañeros de trabajo. Cualquiera que rechace una aproximación fresca al matrimonio y al adulterio, con nuevas reglas que seguir, falla en reconocer los beneficios de una vida sexual revitalizada fuera de casa.

Ya dos economistas estadounidenses, David Blanchflower y Andrewo Oswald, han intentado medir la felicidad através de la satisfacción sexual en términos monetarios. Estimaron que incrementando la frecuencia de los encuentros sexuales de una vez al mes a cuanto menos una vez a la semana era equivalente a 48 mil dólares al año en felicidad. También estimaron que un matrimonio duradero proveía la equivalencia a 95 mil dólares al año. Si sumas ambos, un romance proveyendo mucho sexo y un matrimonio duradero, esa es una receta para tener un montón de felicidad.

También es un bello adicional si consideras cuánto más está viviendo la gente. En la Inglaterra pre-industrial los matrimonios sólo duraban cerca de 20 años, debido a la muerte temprana. Hoy, los matrimonios pueden durar 40 a 60 años. No es coincidencia que las edades pico para las aventuras en Gran Bretaña y los EEUU sea 45 para la mujer y 55 para el hombre.

Por supuesto, podría ser engañoso suponer que el ligue del casado no cargue con cierta moralidad por sí mismo. Dado que hay reglas para salir con gente soltera, es necesario un nuevo conjunto de reglas para cruzar el sigiloso mundo de los ligues de casados en internet.

Para muchos de los entrevistados con los que hablé, cuyos nombres han sido cambiados, negociar las nuevas reglas puede ser un asunto lleno de tensión. Los casados tienen menos tiempo libre y a veces son más específicos y cautos en su búsqueda. Amy gustaba de un hombre al que vio en un anuncio, pero lo desechó por vestir un cardigan gris viejo bajo el saco de su traje; Kate estaba encantada por conocer a Benjamin, elegante y divertido, hasta que se reveló que estaba metido en el sexo experimental; cuando Oliver se encontró con Scarlett en casa de ella para la primera cita, una fiesta swinger estaba en marcha allí, que no era lo que él tenía en mente.

Pero más allá de con quién te encuentres, la primera regla es "nunca hacerlo en tu propio jardín trasero", donde estás más expuesto al descubrimiento. Ésta es una de las razones de los éxitos de los sitios web: permiten que todos lleguen bien lejos de su propio círculo social. Ambas partes pueden establecer rápidamente que quieren lo mismo y están igualmente comprometidos a la clandestinidad y la discreción.

También está a un mundo de distancia de las aventuras "asimétricas" profundamente injustas al estilo antiguo, en las que desdichadas esposas serían dejadas en casa mientras los maridos en mejor posición económica y mayores cortejan a mujeres más jóvenes y más pobres - normalmente en el lugar de trabajo - despectivamente llamado "tener un extra".

Si hay algo que sucede hoy día, es que las mujeres casadas están en una asombrosa ventaja en este mundo del siglo XXI del adulterio moderno, no tanto por la disparidad del deseo sexual en los matrimonios modernos. Todos los recientes estudios sobre el sexo prueban que el admitido conocimiento de que los hombres quieren más sexo que sus esposas no es un estereotipo improcedente, sino un hecho. La brecha en el deseo sexual entre hombres y mujeres es observado en todo país y cultura en el que se hayan hecho estos estudios.

No es sorpresa que un matrimonio sin sexo o con poco sexo, en el que las parejas tienen sexo menos de una vez al mes, parece ser la causa de raíz más común de las aventuras de casados en internet. En Inglaterra, de acuerdo a la investigación sobre estilos de vida sexuales, las parejas con edades de hasta 60 años tenían sexo cerca de 10 veces al mes en los primeros dos años de su relación, con un acentuado declinamiento hacia un promedio de dos al mes luego de seis años juntos.



Esto pone a las mujeres al ruedo en el nuevo "mercado de encuentros" online de los sitios para ligues de gente casada, en una posición dramáticamente más fuerte. Mientras los sitios de ligues para solteros están dominados por mujeres buscando al "príncipe azul", aquellos para personas casadas están dominados por hombres buscando aventuras sexuales. La proporción es de alrededor de una mujer para cada 13 hombres, dando a las mujeres el poder de dictar términos, desde citas en los restaurantes más caros y regalos lujosos hasta recompensas financieras.

Por ejemplo Peter, un juez de 62 años, de buena posición económica, que vive en una bella casa histórica en el campo con su alegre esposa. Viajaba regularmente al centro de Londres para ejercer de juez en importantes disputas comerciales. También se quedaba en el mismo hotel, con vista al Támesis. Luego de varios años de esta rutina empezó a considerar la idea de una novia sexy que le entretenga durante sus estadías semanales. Se agregó a un website de citas.

Cuando conoció a su primera cita, Maya -bella y en sus treinta y tantos - no podía creer su suerte. Tuvieron un almuerzo alegre y lleno de coqueteo, sentados a la luz del sol. Al terminar, hablaron de encontrarse de nuevo. Maya sugirió un pago mensual para encontrarse por tiempo ilimitado según su conveniencia. Peter se rió, asumiendo que bromeaba. Consideraba que un almuerzo caro era suficientemente generoso.

Pero mientras se hacía paso dentro de una serie similar de primeras citas, que tampoco avanzaron, se dio cuenta de que Maya tenía razón: una regla crucial en este mundo de adulterio es que las mujeres tienen las riendas, especialmente cuando los hombres están pasados en edad.

Hay, sin embargo, igual cantidad de historias de éxito. Claire ha estado felizmente casada toda su vida con un hombre mucho mayor. Cuando se ausentó el sexo del matrimonio ella empezó un romance recompensado sexualmente con un hombre menor que duró ocho años. Cuando murió su marido, se casó con otro hombre amable, leal y considerado. Pero ella buscó nuevamente una aventura, en una website de citas para personas casadas, porque ella quería sentir la emoción de un amante que fuera siempre una novedad. Ya, para Claire y otros como ella, el nuevo adulterio es una forma de vida.

En forma crucial, la globalización de las culturas sexuales facilitadas por la internet, donde se dice que el sexo de una forma u otra constituye la mitad del tráfico, ha ayudado a traer de cerca prácticas mucho más variadas y aventureras. Como resultado, ya no podemos asumir que nuestra propia perspectiva es la única que existe, sí que es inevitable y "natural".

Por el contrario, el énfasis sobre el sexo como actividad recreativa en la sociedad consumidora permite que las personas en matrimonios célibes vean su situación como algo que puede y debe ser corregido, en vez de soportado. Los sitios web lo facilitan y proveen accesos masivos para encontrar tu propio amante. Algo que solía ser un lujo de reyes y millonarios ahora está abierto a todos. Muchos tienen suerte, otros se van con las manos vacías, pero de cualquier forma el matrimonio británico finalmente está yendo por el camino salvaje.


Traducido del original en inglés por Selenio Escrito.

2 comentarios:

  1. Hola, perdona mi torpeza, he visto que eres seguidora de mi blog, pero soy un poco desastre, no tengo internet en mi domicilio, acudo a los locutorios y suelo tener poco tiempo. Creo entender que estás a favor del poliamor y de cuestionar las relaciones tradicionales de pareja, esas condenas a cadena perpetua que son el fundamento moral de nuestra honorable y cínica sociedad.Me alegro de conocerte. Un beso. Eduardo

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  2. Hola Eduardo, efectivamente, admiro y sigo, en la medida de lo posible, el trabajo que realizan en el laboratorio experimental de erotismo. Eso sí, aclaro, no soy seguidora, soy seguidor, lo cual no hace menos el aprecio. Abrazo enorme.

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