lunes, 4 de febrero de 2013

Una visión sobre las mujeres

El siguiente texto es una colaboración de un contacto de red social a quien aún no tuve el placer de conocer personalmente, más allá de ciertas definiciones con las que uno pueda no estar de acuerdo, en general el texto merece la pena ser compartido.



De nuevo poligamia. No sobrevivo con una, debo tener todo o nada. Cuando me limito a una, hasta ella misma recibe menos. Cuando tengo muchas, todas reciben mucho. Las mujeres son bellas todas. ¿Por qué habría de encarcelarme sólo con una? No es ese mi sentir. Yo necesito libertad. Amo la libertad. Amo la libertad de poder expresar y trasmitir lo que siento a esa persona por quien lo siento. Cuando me restrinjo y no permito que eso se exprese, es como si una mordaza fuera puesta sobre mí y la tuviera puesta todo el tiempo y no me puedo liberar. Para serle fiel a una sola mujer tengo que ponerme una mordaza de esas. Pero a la larga ella sale perdiendo pues tampoco ella puede recibir su parte. Si las mujeres pudieran saber esto, no tratarían de ponerme obstáculos y se darían cuenta que al darme libertad es cuando más beneficio obtienen.


El sexo es fabuloso, probar el cuerpo de una mujer, acariciar su piel, besar cada centímetro de piel que va desde sus pies hasta su cabeza, besar cada parte y convertir su cuerpo en un universo de caricias, besos, amor, placer. Escuchar el gemido de placer de una mujer al hacer el amor, cada uno de esos gemidos, es una caricia para mis oídos, es música celestial. Ahora veo a cada mujer como un bello y hermoso regalo que la vida brinda sin cobrar ni pedir nada a cambio, más que lo que uno ya tiene en abundancia y está tan deseoso de brindar también. Prefiero brindar mi persona, brindar mi cuerpo, brindar mi atención, aunque en general las mujeres necesitan algo material, aunque sea algo simbólico; pero creo que casi todas lo necesitan y, nunca se sienten completamente amadas hasta que uno ha desembolsado una buena cantidad de dinero o de bienes materiales para ella, sobre todo si uno lo daría todo por ella. Pero puedo brindar cosas que las hagan sentirse halagadas, bellas, valiosas, importantes. En fin las mujeres son todas muy bellas, hermosas y especiales. Excepto cuando se llenan de odio o sentimientos viles de venganza. Pero bueno, eso es parte del paquete. Cuando no están llorando están enojadas, así es su temperamento. Y cada una es especial. ¡Cuántas cosas divinas se puede descubrir en cada mujer! Una mujer es una aventura siempre. Claro que a veces puede ser una aventura desventurada pero al fin, uno nunca sabe qué habrá de descubrir debajo de toda esa belleza. Además no sabe uno cómo pueden brindar su belleza, cada una de un modo que no se puede anticipar. Creo que si de algo debo dar gracias a Dios es de haber hecho un ser tan bello que vive con nosotros los hombres.


A veces siento lástima por ellas, o tal vez compasión, o tal vez ternura. Son tan víctimas de sus propios sentimientos. A veces no se percatan de ello y viven furiosas de las consecuencias de sus propios sentimientos. No pueden ver nada sin brindarle un color de sentimiento asociado. Quizá por eso no saben que el mundo también puede verse libre de sentimientos y que el mundo visto nomás con la razón y el entendimiento también puede ser bello. O no pueden darse cuenta por ello que muchas veces lo que les causa pesar no es lo que ocurre, sino la interpretación y además el sentimiento asociado que ponen a los hechos. Pero por eso también necesitan amor, pues en realidad viven de ello como alimento. Y nosotros también lo sentimos y lo buscamos. Me gusta abrazar y besar a una mujer cuando llora. No es debilidad, es más bien la valentía de expresar su sentir como viene, sin temor y sin pretender ocultar. El llanto sincero es bello e inspira ternura y aviva en uno un amor que busca brindar protección, cuidado y afecto.

Me vuelve loco el vestuario provocativo de las mujeres. Sobre todo los tacones altos, son mi delirio. También me gusta como decoran su belleza con ornamentos vistosos. Cada parte del vestuario que llevan está pensado para exaltar a la vista. Provocan un embrujo especial. Me gusta verlas moverse, adoptar posturas y ademanes cadenciosos, como intentando provocar deseo o convertirse el centro de atención del público. Son estrellas, que deslumbran a su paso; son protagonistas de su propia historia, donde el escenario es su propia vida y donde todos los que somos parte de sus vidas formamos parte del elenco. Son bellas.

Por todo eso quiero poder estar disponible siempre a todas ellas. Cada una de las que ha entrado a ser parte de mi vida, ha abierto una ventana en mí, la cual nunca habrá de cerrarse. No debe ninguna temer que otra vaya robar su puesto; nunca ha ocurrido ni va a ocurrir. Cada una es especial de por vida y su puesto es especial y nunca va a ser ocupado por nadie. Como dice la canción "mujeres, oh mujeres tan divinas, no queda otro camino que adorarlas". Y de verdad que no hay nada más bello que poder adorar la belleza de una mujer. Cada beso es eso, una adoración a todo eso bello que son. Por eso beso cada una de las partes de su cuerpo, porque sé que así ellas pueden saber y estar seguras de lo mucho que valen y lo mucho que son.



El autor prefirió quedar en el anonimato.

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