miércoles, 6 de noviembre de 2013

Mi problema con la monogamia - Confort en lugar de felicidad

Todo el mundo pregunta por qué. ¿Por qué arriesgarse a tener una relación abierta cuando tienes niños? Perciben la apertura como falta de compromiso. ¿Por qué arriesgarse a ser poliamoroso cuando están tan felices juntos? Perciben al poliamor como una opción egoísta más que una opción realista apoyando una tendencia. En vez de responder a esos errores de comprensión, mi respuesta es esta.

La razón por la que somos tan gozosamente felices es porque tenemos una relación abierta. Ser monógamos es un riesgo horrible. Y al menos para nosotros, uno mayor que el poliamor.

La monogamia está diseñada para mantener a las parejas unidas creando barreras de salida; social, financiera y sicológicamente. Uno no puede observar las estadísticas de divorcio para determinar cuán exitosa es; esto sólo prueba cuántas parejas permanecen casadas. No cuántas parejas permanecen felizmente casadas... Si juzgamos por cuántos matrimonios terminan ahora en divorcio desde que se volvió socialmente más aceptable, no son muchos a largo plazo. Tampoco muestra cuántas parejas son monógamas por ley y a pesar de ello tienen algún elemento de infidelidad dentro de su configuración, sea emocional o física.

No. En el análisis final, las estadísticas significan muy poco (y siendo una analista de oficio, sé que las motivaciones subyacentes para la variedad pueden contar una historia completamente diferente). Yo no puedo, y no probaré nada a nadie con estadísticas.

La gente puede elegir ser monógama o poliamorosa. Pero el sistema monógamo evolucionó de un principio que implica control y gestión de recursos/bienes. No derivó de valores de libertad, aceptación y amor. A mi parecer un sistema que evolucionó de libertad, aceptación y amor suena mucho mejor que un sistema que se basa en el control y la administración de recursos/bienes. Somos una cultura que intenta buscar alivio a la incertidumbre y establecer límites para controlar nuestro miedo. Estamos viviendo en una cultura basada en el miedo. Y nuestra sociedad ejemplifica esto de innumerables maneras.

Como economía, después de que ocurrieron los escándalos de Enron y Barings, inmediatamente buscamos controlar cualquier resultado futuro generando más reglas. Medidas más rigurosas... códigos de ética, ley de Sarbanes Oxley, mejores estructuras corporativas para dominar conflictos de interés. Control y administración de bienes/recursos. Juegos mentales y del ego. Quitan al corazón de las operaciones, crean ansiedad y -sí- tranquilidad temporal. No volverá a suceder. Hasta que sucede. Y este es el eterno círculo vicioso. Más control, crea más miedo, que vuelve a crear más control.

En la sociedad también creamos reglas, mayormente implícitas a menos que sean religiosas (esas son bastante explícitas). La gente que va contra la norma es excluida. Aquella gente es una amenaza a nuestras creencias y un insulto velado a la manera en la que vivimos nuestras vidas. Donde la gente sea una amenaza para nuestro control, autoridad, territorio, o recursos, podemos incluso llegar a la guerra para demostrar nuestro punto.

A un nivel individual, muchos prefieren vivir en una zona de confort, sin voluntad o capacidad de tomar ciertos desafíos en la vida. Son felices -o creen que lo son- con el efecto que produce un sistema derivado del control y la administración de propiedades. Les da una falsa sensación de seguridad que en muchos aspectos detiene ese creciente dolor. Porque el desafío de la vida es que es incierta. Esta incertidumbre fomenta el crecimiento. El desarrollo. Un compromiso a una mejor conciencia y honestidad. Implica algo de dolor en ocasiones, sí. Pero sólo mientras tenga que ver con la ruptura de nuestras creencias autoimpuestas. La vida es un poco como entrenar para una maratón. Nadie espera que sea fácil o cómoda, pero con absoluta seguridad es poderosa y estimulante. 

El poliamor es una creencia en nuestra capacidad de amar a muchos. Es también una metodología por la que puedes constantemente reevaluar si tus relaciones actuales te sirven de manera sana. Es un concepto que encarna nuestras necesidades universales de amor, libertad, conexión y honestidad. Es la antítesis del control. Es confianza completa. No - me apresuro a agregar - en la otra persona. Eso coloca una carga muy pesada en tu relación. Porque confiar y hacer depender la felicidad de uno en alguien es en realidad abusivo para la otra persona. Confiar en que alguien "no te lastime" le otorga un poder y una responsabilidad que es tuya. La confianza implica creer en vos mismo como un microcosmos del universo. La confianza de que estás abierto a lo que el universo te trae y lo que creas. La confianza de que puedes con ello. La confianza de que siempre vas a estar bien... porque es tu opción estar bien. Llegar a darse cuenta de eso es parte de lo que impide la monogamia.

Por supuesto que muchos de los que eligen el poliamor empiezan a andar el sendero de apertura y confianza. Entonces en algún lugar, de alguna forma, bajo la línea ellos crean nuevamente reglas para sí mismos. Imponen jerarquía en ellas. Relaciones primarias, secundarias, terciarias. Piden ser priorizadas. Es tan fácil caer de nuevo en nuestros patrones familiares de control. Para cualquier persona con la que desarrollo una nueva relación es difícil de entender.

Preguntan - "¿A dónde va esta relación?" (Debe llevar a algún clímax, a un objetivo).

A ningún lado. Y a todos lados. ¿A dónde nos lleva una amistad cualquiera? A la felicidad. Al conocimiento. Al crecimiento. Probablemente no nos lleva a vivir juntos ni a tener hijos (dado que dos son suficiente para mí, creo). Pero nunca digas nunca. Estamos tan programados en una estructura impuesta de relacionamientos del tipo "mi príncipe vendrá y viviremos por siempre felices", "él será mi todo y satisfará cada necesidad" (¡cuánta carga para una persona!), que no podemos imaginar explorar una conexión, sólo porque ya existe una. La seguridad de la monogamia inconsciente, no pensada, crea una percepción de confort donde no existe confort. Aburre los sentidos. Nos envuelve en fibra de algodón. Donde nos quedamos fetalmente constreñidos, blandos y protegidos. Del crecimiento. Y para mí eso es un riesgo mucho mayor. Un riesgo de desperdiciar esta hermosa vida... ¿quién sabe si es la única que tendremos, o cuánto durará?

Somos una sociedad que ha comprendido mal la felicidad, por el confort. Pero si buscas ser feliz, no esperes estar cómodo. Porque hay muchas batallas por pelear si vas a buscar tu verdadero ser. Pero una vez que lo has hecho - aunque no sea confortable todo el tiempo - es el estado último de dicha.


Artículo original en inglés. Autora: Louisa Leontiades.

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